La piedra de la locura es, como lo advierte su autor, un libro
pánico. Los breves relatos que los componen deslumbraron
en su día, por su escritura orínica subliminal,
a los superrealistas de París, particularmente a su fundador,
André Breton, que los conceptuó como la obra maestra
del superrealismo. Publicado inicialmente en su versión
francesa por las Ediciones Julliard París, . 1963
-, el original castellano no había sido hasta la fecha
presentado su libro al lector español. La presente edición
va precedida de une introducción que explica sus
formas y contexto y seguida de unas breves Notas al texto
realizadas por un profundo conocedor de la obra arrabaliana,
el profesor francisco Torres Monreal.
En el único texto no literario que escribió en
ultimos veinte años, Samuel Beckett se refiere al " excepcional
valor artístico y humano de Arrabal que se ha hizado hasta
la primera fila de los dramaturgos de hoy, y eso por la fuerza
de su talento profundamente español. Dondequiera que se
representan sus obras, y se representan por todas partes, España
se halla presente ".
Introducción
La piedra de la locura es un libro pánico. Así
nos lo advierte su autor en el pórtico de la edición
de Julliard. Otros, a modo de subtítulos, le ha dado Arrabal
a estos relatos : Libro de autodestrucción o, el
que salta a la vista desde las primeras líneas :
Libro de mis sueños. El dramaturgo ubica vagamente estos
sueños " en mi época de contacto con
los superrealistas de París ". Según
Bernard Gille, Arrabal fue presentado al círculo de Breton
en 1962, y los primeros textos pánicos, extractos de lo
que sería La piedra de la locura, aparecieron publicados
en el n.° 1 de la nueva revista superrealista La Brèche,
en septiembre de este año. Siguiendo a Bernard Gille,
todos los comentaristas hemos dado por buena esta indicación
al establecer, en nuestros libros, la cronobiografía de
Arrabal. A la hora de redactar esta introducción he consultado
la relación de las revistas superrealistas francesas establecida
por C. Abastado. Pues, bien, en esta relación, en n.°
1 de La Brèche no es de septiembre de 1962 sino de octubre
de 1961.
tubre de 1961.3 El dato es importante por cuanto que nos hace
adelantar en un año la redacción de la obra y el
paso de los pánicos por el circulo superrealista de Paris.
Arrabal nos ha aclarado que se trataba de sueños muy recientes,
redactados en caliente, y que sus sueños anteriores, que
no llegó a escribir, eran mucho mas impresionantes. No
obstante sus afirmaciones, creemos que algunos de estos sueños
de La piedra de la locura tuvieron lugar con anterioridad a 1961.
Y el propio autor da fe de ello al situar en 1956 uno de los
mas kafkianos de la obra, el de la p. 127 sobre el que volveremos
en las Notas al texto.
Es la primera vez que una edición de Arrabal lleva el
calificativo de pánica. Posteriormente se editaran los
Sonetos pañicos y el Tomo V de su teatro completo, Teatro
pánico, que incluye El Arquitecto y el Emperador de Asiria
y siete piezas breves.4 Pero esto no debe llevarnos al error
de establecer una dependencia de la escritura superrealista de
Arrabal con la fundación del Movimiento pánico
(en las reuniones de Arrabal con Topor, Jodorowski y Sternberg,
entre otros, en el Café de la Paix, febrero de 1962 ?)
ni con el paso de los pánicos por el círculo superrealista
de París. Muchos de los elementos que conforman la escritura
pánica están ya presentes en obras anteriores:
en El laberinto (1956), Orquestación teatral (1957), en
dos de las obras incluidas en el Teatro pánico (Los amores
imposibles, y Los cuatro cubos., 1957), etcétera.
Es lo cierto que el pontífice y fundador del superrealismo
francés quedó fascinado por aquel joven dramaturgo
español que se recuerda como un niño travieso,
turbulento, que divierte a Breton con sus farsas. A las reuniones
superrealistas, Arrabal llevó algunos de sus últimos
borradores entre los que figura el más reciente, La piedra
de la locura. El propio Bretón leyó en voz alta
estos relatos, que creyó un libro de poesías y
que elogió, literalmente, como una obra maestra y el más
bello ejemplo de escritura superrealista.
Los contactos entre pánicos y superrealistas duraron sólo
unos meses. Las razones que Arrabal aduce de tal separación
explican algunas de las diferencias entre el superrealismo y
los nuevos vanguardistas. Arrabal y sus amigos no aceptan la
intransigencia de Breton materializada en las expulsiones (irónicamente,
excomuniones, que le valen a papú Breton el mote de Papa
Breton) y creen que la razón ultima de las mismas radica
en el dogmatismo moral, político e ideológico,
del fundador del Movimiento y de sus más adeptos. Frente
a estas limitaciones, Arrabal proclama la aceptación total
del individuo, del artista (pan es todo, en griego) en cualquier
plano: estético, ideológico y moral. Y explica,
marcando al tiempo sus inconfundibles y perdurables limites:
Morales en plural : rechazo de una moral unica, de la pureza
y de otras formas policiales que, a la larga, han conducido a
la condenación (al exterminio, por ejemplo, tratándose
de una moral política) de quienes las practicaban. Aceptación
de concepciones y modos de vida totalmente opuestos a los nuestros.
Estas declaraciones sitúan a Arrabal en una linea más
próxima de los postistas españoles, con los que
colabora en sus años de Madrid, y de los dadaístas
europeos.
¿Por qué La piedra de la locura convenció
desde un principio a los experimentados superrealistas de Paris
haciendo figurar a su autor, a partir de ahora, en los estudios
y antologías del grupo?7 Sin duda, creemos, por haber
hallado en estos breves relatos una muestra de la escritura subliminal
directa que no necesitó ni de las técnicas automaticas,
ni de los juegos combinatorios telepáticos entre varios
creadores, ni de provocados estados hipnóticos, ni de
las astucias del artista para suscitar la alucinación
voluntaria, ni del recurso a confidencias y conductas de reclusos
en hospitales psiquiátricos: procedimientos recomendados,
todos ellos, por los superrealistas para escapar a la lógica
de la razón. El superrealismo arrabaliano es más
sincero y directo, su materia inmediata procede, sin ningún
artificio, de sus sueños y pesadillas. Con otras palabras:
no es el escritor el que busca y provoca la escritura (solución
de tantos vanguardistas); es mas bien la escritura - contenido
y forma - la que se adueña de él no exigiéndole
más esfuerzo que el de su materialización literaria,
ni otra imposición que la fidelidad a su dictado, por
encima de cuantas censuras intenten debilitarla.8
Los dos pilares sobre los que se asienta la escritura pánica
son la memoria y el azar. La memoria aporta los datos y el azar
los selecciona. La memoria es, en Arrabal, una facultad rica
y compleja que se extiende a lo rememorativo, a lo cognoscitivo,
a lo discursivo y, muy en particular, a lo afectivo. Su actividad
se ejerce en dos planos: el consciente y el inconsciente. Esta
claro que, en La piedra de la locura, es la memoria inconsciente
la que, del principio al fin, se manifiesta con toda evidencia.
(Sabido es que el consciente es incapaz de horadar, hasta el
fondo, nuestro pasado, dada la casi imposibilidad de atravesar
las barreras infantiles que, para la memoria inconsciente, no
suponen un obstáculo infranqueable. Al mismo tiempo, la
memoria inconsciente, en el trabajo del sueño, goza de
unos ¡limitados y salvajes poderes de asociación
y combinación de las más variadas imágenes
y vivencias temporalmente distanciadas y, causal y semanticamente,
incompatibles en estado de vigilia.)9
La estructura y ordenación narrativas formales de La piedra
de la locura son muy similares a las utilizadas anteriormente
en Baal Babilonía y El entierro de la sardina. Todas estas
obras se nos presentan como recuentos poemáticos que,
por su débil progresión causaltemporal, el lector
puede barajar a su gusto y antojo a pesar de la sin duda muy
meditada ordenación por parte del autor. Son frecuentes
en ellas las reiteraciones, el retorno obsesivo de ciertas imágenes,
la repetición, a modo de estribillo, de unas mismas expresiones,
frases o citas.10 Esta tendencia va en aumento conforme se acentúa
la escritura inconsciente: de los estribillos de Baal Babilonia,
pasamos a la repetición de largos párrafos en los
distintos capítulos de El entierro de la sardina y, de
aquí, a las distintas versiones o variaciones de un mismo
sueño en La piedra de la locura. La forma es, pues, una
resultante del proceso creativo profundo, del mecanismo psíquico
de la escritura. En Baal Babilonia, la memoria afectiva consciente
recupera los recuerdos de un tiempo "perdido", un poco
al modo proustiano, aunque sin los enmadejados excursos que caracterizan
la obra del escritor francés. Por el contrario, en La
piedra de la locura todo parte del sueño, no teniendo
el consciente más misión que la de ordenar el material
recuperado de los sueños. De uno y otro procedimiento
participa, así lo creemos, El entierro de la sardina.
De ahí que el lector, en cada uno de estos tres casos,
acuse el placer estético, que le transmite la obra de
arte, de modos muy diversos. En el primero será su propia
memoria afectiva, sin necesidad de interpretaciones intermedias,
la que golpee su sensibilidad y despierte percepciones dormidas
en su inconsciente. (El hecho de que la escritura y la lectura
partan del consciente, no quiere decir que este imponga siempre
su ley. Una vez iniciados uno y otro de estos procesos, la poesía
cuando es autentica y no se limita a la mera crónica desencadena
sus asociaciones lingüísticas y vivénciales
inevitablemente ligadas al inconsciente.) 11
En La piedra de la locura la percepción será muy
distinta. Caben aquí dos modos de lectura. El primero
consistiría en dejar que cada uno de los elementos del
libro despierten en nosotros no tanto el recuerdo de unas vivencias
concretas cuanto el subfondo emocional (de angustia, de placer,
de rechazo, etc.) de las mismas. Para ello no es necesario comprender
todos los símbolos del libro ni, menos aun, su peculiar
combinatoria. Puede bastarnos con nuestra experiencia y con el
"conocimiento" de ese legado simbólico universal
cuyas convenciones nos vienen dadas, al igual que las convenciones
del lenguaje.12
A esta lectura, esencialmente subjetiva, es posible superponer
una lectura científica centrada en la interpretación
de los sueños, es decir, en la "traducción"
de sus símbolos al lenguaje consciente, a la biografía
del autor (para el psicoanálisis se trata, en efecto,
de una verdadera traducción de una lengua a otra). Pero
si la mera traducción lingüística se revela
siempre imperfecta, la traducción totalmente satisfactoria
de los sueños es una empresa rayana en lo imposible: sólo
podremos contentarnos con una interpretación aproximativa.
13 Esto se comprenderá mejor si tenemos en cuenta el carácter
polivalente del significante simbolico (un mismo significante
o contenido manifiesto persona, objeto, animal... aparecidos
en nuestros sueños puede apuntar a varios simbolizados
o contenidos latentes) y la posibilidad de unos mismos y, en
todo caso, escasos simbolizados, para ser figurados en el sueño
por un numero prácticamente ¡limitado de significantes
o imágenes oníricas. 14 Para concluir con este
apartado comparativo de las primeras manifestaciones narrativas
de Arrabal, dirlamos, con todas las reservas y salvedades que
el caso nos impone, que Baal Babilonia constituye una muy parcial
traducción de La piedra de la locura. Nuestras reservas
son del todo necesarias por cuanto que Baal Babilonia es un relato
poético, por lo que no puede ser tomado, en ningún
caso, como un discurso consciente y puramente biografico, y,
por otra parte, por tratarse de una obra temporalmente más
delimitada que La piedra de la locura.
Aunque no es nuestra intención examinar los sueños
del libro, permítasenos, no obstante, aludir a dos de
ellos que, a nuestro entender, desvelan levemente, en un plano
de superficie, su tema argumental. El primero nos relata el tema
obsesivo de la burbuja de aire ¿la piedra de la locura?
que se pasea del corazón al cerebro (pp. 27, 89 y 141).
Por su colocación principio, centro y final de la obra
nos hace pensar en los frecuentes esquemas concéntricos
y hasta circulares del periodo pánico. Pese a ello, no
se trata de un esquema totalmente cerrado, como ya explicaremos
en las notas finales.
El segundo sueño nos cuenta, en sus tres versiones, pp.
30, 111 y 129, la operación del enfermo: el cura acude
a la casa del paciente y, junto con la madre, le extraen la piedra
de la locura (el lector encontrará el tema de la operación
en otros lugares). De estas tres versiones nos interesan particularmente
las variantes del párrafo final. En la primera el sujeto
es conducido, tras la operación, a la nave de los locos,
la stultifera navis del medievo y del renacimiento, espacio ideado
por una sociedad que, no contenta con el internamiento del loco
en los intramuros o en los extramuros de la ciudad, lo aleja
de la tierra firme para confiar su suerte al agua, en la que
puede "perderse" al cuidado de crueles y sarcasticos
marineros.15 La imagen de esta nave debió de proporcionársela
a Arrabal el cuadro del Bosco (París, Museo del Louvre).
En la segunda versión, el sujeto es con ducido a la iglesia
de los devotos, enclaustramiento con finalidades doctrinarias,
de la que deberá salir curado de su paranoica obsesión
persecutoria diagnostico de sus curanderos para íngresar,
finalmente (tercera versión), en el sólido recinto
de la catedral de los sumisos. La progresión es significativa.
El tema de la operación proviene también de otro
cuadro del Bosco. Nos referimos al conocido corrientemente con
el titulo de La cura de la demencia y explicado por los caracteres
góticos del texto: Maestro, saca las piedras de la locura.
Mi nombre es zarcero castrado. 16
Si, como acabamos de ver en estos dos temas seria muy largo enumerar
otros motivos y elementos la influencia del Bosco, con sus extrañas
e inquietantes "invenciones", es manifiesta en la obra
de Arrabal, no lo es menos la influencia de la pintura superrealista,
en especial de Duchamp y Magritte.17 Como en estos modelos, el
objeto arrabaliano nos impresiona por su insistente redundancia,
su desproporción y dislocación; por su desviación
de su uso habitual; por lo inesperado de su aparición
en el curso del relato por medio de frecuentes primeros planos.
Tras la lectura, cada uno de estos sueños, globalmente
abarcables en razón de su brevedad y de sus subrayados,
nos depara, como el cuadro pictóriuna contemplación
simultánea de su "historia" y su "discurso".
A los modelos plásticos aludidos se asemejarian también
los sueños de La piedra de la locura tanto por su frecuente
abandono de la profundidad o perspectiva, como por la presentación
narrativa, en uno o varios planos superpuestos, entrelazados
entre si o recorridos todos ellos por un motivo o personaje.
Esta estructura en planos salta a la vista en cualquiera de los
sueños. Por su lado, la ausencia de perspectiva vendría
dada por la falta de referencias temporales, por la ausencia
de razonamientos y de excursos "biográficos"
sobre los personajes y, a nivel frástico y retórico,
por la escasez de subordinadas causales, de paréntesis
y de comparaciones explícitas.
Por otro lado, el abultamiento y el gigantismo, frecuentes en
la plástica superrealista, podría provenir en Arrabal
de la visión infantil que la memoria le devuelve, en ausencia
del mundo real vivido e n el que el superyo, es decir, los otros,
se le impuso con toda su fuerza avasalladora. Este superyo se
agiganta hasta "enanizar" al yo. Sólo cuando
los otros dejan de representar al superyo, el yo recupera, junto
a ellos, sus proporciones normales. (En realidad, al hablar aquí
del yo seria preciso distinguir entre el yo consciente y el yo
inconsciente, conceptuado por Freud como el otro. El yo consciente,
el que aflora a la superficie, viene a representar una décima
parte del yo total; las otras nueve partes sumergidas en el inconsciente,
serían el otro. En plural, los otros vienen a designar
al superyo.) En un esquema actancial simplificado de La piedra
de la locura, el otro seria a un tiempo sujeto y destinador;
el yo el destinatario y, el superyo se convertiría en
oponente del sujeto.
Para el establecimiento del texto de esta primera edición
española hemos tenido en cuenta la edición de Julliard
y el mecanografiado castellano hasta ahora inédito que
el autor nos ha confiado. Quede claro que la obra fue redactada
en castellano y traducida, poco después, al francés
por Luce Moreau y el propio Arrabal.
La presente edición reproduce fielmente, sin la menor
alteración de tipo formal, la copia manuscrita original.
Aquí queda, pues, en su estilo fresco, espontáneo,
ingenuo, con todas las muletillas léxicas y morfosintácticas
propias del relato infantil. En el plano de los contenidos, la
versión francesa introduce algunas addendas y variantes.
Por expresar la voluntad última del autor, estas addendas
y variantes se incluyen, lógicamente, en esta edición
en castellano. Con ello quedan anuladas, salvo indicación
en contrario, las addendas y variantes del texto castellano que
no recoge el francés. 18
Por nuestra parte , hemos creído conveniente advertir
estas alteraciones en las notas que añadimos al final
de texto, decisión que hemos adopta do no por razones
de orden lingüistico o literario es escasa su relevancia
en este terreno, sino por entender que tales advertencias podrían
ser significativas para una mejor comprensión e interpretación
psicoanalítica de un libro de estas características
y para un mejor conocimiento de un autor que, pese a su notoriedad,
sigue siendo malentendido y peor leído. Por estas razones
aprovecharemos el espacio de esas notas finales para complementar
lo aquí dicho con algunas breves aclaraciones que nos
parecía oportuno no adelantar por temor a defraudar al
lector en su propia búsqueda.
FRANCISCO TORRES MONREAL
__________________________
8. Una ilustración de lo dicho se encuentra
en las diferentes versiones del sueño de la escritura,
pp. 30, 38, 73 y 137.
9. Para una explicación más
detallada del superrealismo pánico arrabaliano, cfr. mi
libro, Introducción al teatro de Arrabal, Ed. Godoy, Murcia,
1981,, particularmente las pp. 2444, 7078 y 104120.
10. Sobre las estructuras poemáticas de la novela, cfr.
Mariano Baquero Goyanes, Estructuras de la novela actual, Ed.
Planeta, Barcelona, 1970, cap. XVII.
11. interesantes, aunque discutibles, son
a este respecto las teorías de L. Semionovich Vigotski
en el cap. IV de su Psicología del arte, redactada en
Moscú en 192025. Trad. castellana, Barral editores, Barcelona,
1970, pp. 99 y ss.
12. Freud afirma que el simbolismo no pertenece exclusivamente
al sueño, sino que es característico del representar
inconsciente, en especial del popular, y se nos muestra en el
folklore, los mitos, las fábulas, los modismos, los proverbios
y los chistes corrientes del pueblo. La interpretación
de los sueños, ed. cast. de Biblioteca Nueva, Tomo 1,
p. 559. El inconsciente colectivo de Jung nos proporciona una
argumentación más comprensiva y ambiciosa.
13. Freud concluye: nunca se puede estar seguro de que un sueño
ha sido interpretado completamente. Incluso aunque la situación
parezca satisfactoria y sin lagunas, siempre es posible que el
sueño tenga, a pesar de todo, otra significación.
Id. anterior, cap. 1, a.
14. Tomamos esta terminología de M.
Arrivé, Le concept de symbole en sémiotique et
en psychanalise, Il parte. EHESCNRS, París, 1982, pp.
19 y ss.
15. V. el cap. 1, La stultifera navis, de la obra de M. Foucault,
Histoire de la folie, París, Plon, 1961.
16. En el original: Meester snyt die Keye ras. Myne name is lubbert
das. Los detalles del cuadro son también interesantes:
de la cerviz del enfermo se extraen tulipanes; al fondo hay una
horca y una rueda de tortura; el cirujano lleva sobre la cabeza
el embudo, símbolo de la sabiduría, irónicamente
invertido...
17. Arrabal confiesa a A. Schiffres: ... lo que me apasionaba
de los superreafistas no era precisamente su escritura sino sus
obras plásticas... Mi obra debe bastante a un pintor como
Magritte. En La piedra de la locura se encuentran imágenes
de cuadros de Magritte: luces que no iluminan, palabras escritas
sobre la montaña... A. Schiffres, Entretiens avec Arrabal,
Ed. Pierre Belfond, París, 1969, p. 106.
18. La presente edición incluye los sueños de palabras,
p. 61, 87 y 107 y el de los puntos cardinales, p. 110; una versión
más de la operación de la piedra y del sueño
de la madre; ausentes, todos ellos en el mecanografiado castellano
original. Por otro lado, el texto se ve incrementado por el sueño
de la p. 112 que no recogió la versión francesa,
y disminuido en una de las versiones del sueño de la burbuja.
LA PIRDRA DE LA
LOCURA
Tengo una burbuja de aire. La siento
muy bien. Cuando estoy triste se hace mas pesada y a veces, cuando
lloro, parece una gota de mercurio.
* * *
La burbuja de aire se pasea de mi cerebro
a mi corazón y de mi corazón a mi cerebro.
"Hijo mío, hijo mío."
Por fin encendió una lamparita y vi su cuerpo. Pero su
cara quedó en la oscuridad.
Yo le dije: "Mamá".
Me pidió que la abrazara. La abrace y sentí sus
uñas clavarse en mis hombros: pronto note la humedad de
la sangre.
"Hijo mío, hijo mío, bésame."
Me acerqué y la bese. Y sentí sus dientes clavarse
en mi cuello y brotar mi sangre.2
Entonces ví que llevaba colgando de su cintura una jaula
minúscula con un gorrión en su interior. El gorrión
estaba herido pero cantaba: su sangre era mi sangre.3
* * *
Nos enlazamos desnudos en el campo y pronto nos separamos de
la tierra y volamos dulcemente. En la cabeza llevábamos
coronas de hierro.
La brisa nos llevó de un lado para otro y en ocasiones
girábamos en torno a nosotros mismos, siempre unidos,
vertiginosamente. Pero las coronas no se caían.
Así recorrimos en unos instantes varias regiones diferentes,
mis muslos entre los suyos, mi mejilla sobre la suya y las dos
coronas tocándose.
Al terminar las Ultimas convulsiones, de nuevo volvimos a la
tierra y observamos que las coronas nos hablan herido la frente
y que la sangre resbalaba.
Cuando me pongo a escribir el tintero se llena de letras, la
pluma de palabras y la hoja blanca de frases.
Entonces cierro los ojos y, mientras oigo el tictac del reloj,
veo cómo giran en torno a mi cerebro, diminutos, el pobrelocoamnésico
perseguido por el filósofodelamandrágora.
Cuando abro los ojos las letras, las palabras y las frases han
desaparecido y sobre la hoja blanca ya puedo comenzar a escribir:
"Cuando me pongo a escribir el tintero se llena de letras,
la pluma". Etc.
Nunca supe por qué todos la llamaban "Filosofía".
Me decía que yo soy el sol y ella la luna, que yo soy
el cubo y ella la esfera, que yo soy el oro y ella la plata.
Entonces de todo mi cuerpo salían llamas y de todos los
poros de su cuerpo lluvia.
Nos abrazábamos y mis llamas se mezclaban con su lluvia
y se formaban infinitos arcoiris a nuestro alrededor.
Y fue entonces cuando ella me enseñó que yo soy
el fuego y ella el agua.
* * *
Vino el cura a ver a mi madre y le dijo que yo estaba loco.
Entonces mi madre me atoo a la silla, y el cura, con un bisturí,
me hizo un agujero en la nuca y me sacó la piedra de la
locura.
Luego, entre los dos, me llevaron, atado de pies y manos, a la
nave de los locos.
* * *
Un día, al mirarme en el espejo, observe que si me caían
tres trozos de la cabeza como si fueran tres pequeños
adoquines. Con cuidado logré colocármelos de nuevo.
Al día siguiente se me cayeron siete trozos. En efecto,
parecían diminutos adoquines. Los volví a colocar
teniendo cuidado de no cambiarlos de sitio.
A partir de entonces todas las mañanas se me caen trozos
de cabeza e incluso de cara. Hay mañanas que se me desmorona
media cabeza. Tengo que pasarme horas enteras en el cuarto de
baño hasta lograr colocarlos de nuevo.
Hoy he sorprendido a mis familiares que, a mi espalda, comentaban:
"Está cada día más raro, ahora le ha
entrado la manla de no mover la cabeza en absoluto y de encerrarse
horas y horas en el cuarto de baño".
* * *
Cuando pienso en mi memoria aparece la REINA Y EL ALFIL NEGRO
en el rincón de mi habitación.
Cuando pienso en mi imaginación veo pasar delante de mi
al león de Copenhague.
Cuando pienso en mis sueños el suelo se llena de sombreros
hongo.
Y cuando, en la penumbra de mi mesa de trabajo, escribo NADA,
sobre mi dedo pulgar, en letras fluorescentes, puedo leer TODO.
* * *
En la oscuridad sólo veo los ojos de la Esfinge de Tanis.
Están inmóviles y me miran. Yo también los
miro inmóvil.
De pronto, en un ojo veo escrito MIEDO y en el otro ESPERANZA.4
Pero, de repente, la Esfinge cierra los ojos y ya sólo
veo la oscuridad.
* * *
Detrás está una monja con una gran sartén
sobre el fuego. Creo que esta haciendo una tortilla: tiene un
par de huevos gigantescos junto a ella. Cuando me acerco me mira
fijamente y observo que debajo de sus hábitos, en vez
de pies, aparecen dos ancas de rana.
En la sartén hay un hombre con una expresión de
indiferencia. De vez en cuando saca un pie quizás se queme
demasiado y la monja se lo vuelve a meter. Ahora el hombre se
ha quedado inmóvil y una especie de salsa lo cubre. La
sopa se vuelve espesa, ya no lo veo mas.
La monja me pide que me vaya con ella a un rincón. La
sigo, y comienza a contarme obscenidades en un tono de murmullo.
Para comprenderla mejor me acerco a ella y noto que acaricia
mi sexo, pero no me atrevo a decir nada. Alguien se ríe
detrás de nosotros. Miro las manos de la monja y descubro
que son dos ancas de rana.
Me doy cuenta de que estoy desnudo y temo que me vean así.
Ella me dice que me meta en la gigantesca sartén para
que nadie me vea. Me meto. La sopa está cada vez mas caliente.
Intento sacar un pie pero la monja me lo impide. La salsa ahora
me cubre por completo y el calor aumenta constantemente.
Ahora me abraso.
* * *
Cuando me pongo a escribir el tintero se llena de versos, la
pluma de "sueños" y el papel blanco de "ideas".
Entonces cierro los ojos y, mientras oigo el ronroneo de la estufa,
veo cómo giran en torno a mi cerebro, diminutas, la bellaLis
perseguida por la madrecastradora.
Cuando abro los ojos los versos, los sueños y las ideas
han desaparecido y sobre la hoja blanca ya puedo escribir:
"Cuando me pongo a escribir el tintero se llena de versos,
la pluma ...". Etc.
* * *
Ella va por la calle delante de mi.
De pronto me doy cuenta de que, a pesar de la gran circulación
que hay, va de pie sobre un toro que la lleva dulcemente. En
seguida un pájaro cuyo nombre ignoro, pero mayor que un
palomo, se sube sobre su cabeza. En las manos tiene el cabo de
una cadena que arrastra por el suelo.
La sigo mirando y observo que toca los lomos del toro con sus
pies desnudos. Yo, detrás de ellos, los sigo por varias
calles.
Me paro un momento y entonces noto que la cadena está
atada a mi pie derecho con una argolla que dice PAN.
* * *
Al despertarme vi que el gato, sobre la cómoda, me estaba
mirando fijamente, inmóvil. Quizás hubiera pasado
la noche en esta posición.
Entonces me acorde de mi sueño: Mientras dormía,
un gato me observaba inmóvil, sobre la cómoda,
y al despertarme se abalanzó sobre mi y me arañó
en la cara.
No tuve tiempo de cubrirme, el gato saltó sobre mí
y me dio un zarpazo en la mejilla derecha. Me mire en el espejo
y vi que mi sangre habla formado sobre mi cara la palabra CIENCIA.
* * *
Los dos peces tenían el cuerpo cubierto de estrellas y
una cuerda, atada a sus colas, los unía. Volaban por el
aire. Por ello Piscis simboliza, me dijo ella, la fortuna.
El carnero, con una estrella en cada pezuña, daba saltos
pasando siempre por un aro metálico. Por ello Aries simboliza,
me dijo ella, la voluntad.
El toro, con una estrella en cada uno de sus cuernos, se inmovilizo
sentado sobre una columna. Por ello Taurus significa, me dijo
ella, la memoria.
El aguador, con un rosario de estrellas sobre su jarro, derramaba
un liquido blanco sobre la piedra filosofal. Por ello Aquarius
simboliza, me dijo ella, el conocimiento.
Entonces me di cuenta de que mientras me hablaba me habla incrustado
una estrella de hierro.5
* * *
Ella me dio un ramo de flores, me puso una chaqueta roja y me
subió sobre sus hombros. A la gente le decía: "Como
es un enano tengo que llevarlo así, tiene complejo de
inferioridad". Y la gente se reía.
Como iba muy deprisa tenía que agarrarme bien a su frente
para no caerme. A nuestro alrededor, formando una especie de
calle, habla muchos niños; a pesar de que yo iba sobre
ella, apenas les llegaba a las rodillas.
Me sentí muy cansado. Entonces, ella me dio una copa llena
de liquido rojo que tenía sabor a cocacola. Cuando me
lo tome, se puso a correr de nuevo.6 Y todos se reían;
las risas parecían cacareos. Y ella les explicó
que no debían reírse, porqué soy muy susceptible.
Y todos se reían a carcajadas.
Ella corría cada vez más; yo vela sus pechos al
aire y su camisa que flotaba al viento. La gente se reía
cada vez mas.
Por fin me dejó en el suelo, y desapareció. Un
grupo de gallinas verdes gigantescas se acercó a mí.
Yo no era mayor que sus picos que se acercaban para picotearme.
* * *
A veces, cuando miro el árbol, veo un cuello y una corbata
roja de pajarita en torno al tronco.
Si me acerco puedo abrir la corteza del árbol, como si
fuera una puerta, y dentro encuentro un tetraedro regular vacío
que tiene en su interior una esfera en la que está escrita
la palabra SABER.
* * *
Distinguidos señores:
He recibido su atenta carta del día 27 del pasado mes
de noviembre (referencia 8763 LM/PR). Les ruego excusen mi retraso
en responderles, pero actualmente sufro de fuertes dolores de
nuca que me tienen postrado días enteros.
En efecto, he puesto en la fachada de mi casa dos grandes colgaduras
moradas. Les ruego que me crean cuando les afirmo que son absolutamente
necesarias para mi tranquilidad. últimamente he recibido
ciertas visitas altamente nocivas para mi sosiego, por lo que
tengo que utilizar este método para ahuyentarlas. Comprenderán
que no puedo pasar día y noche vigilando en el balcón.
En cuanto a los diferentes signos en el muro obedecen a la misma
intención, así como el letrero: ALEJAOS DE MI,
ASQUEROSOS PERSONAJES.
La solución que Vds. me proponen de poner estas colgaduras
y signos en el pasillo de mi piso no puede serme útil
en absoluto. Estas visitas entran siempre por la ventana (a menudo
atravesando el muro) y todo me hace pensar que vienen hasta mí
volando.
Tranquilicen, pues, a mis conciudadanos, diganles que no deben
encontrar en estos menudos preservativos nada que les ofenda.
Agradeciéndoles por la atención que prestan a mis
problemas mas íntimos les saluda atentamente su seguro
servidor ...
* * *
Todos están sentados en torno a unas mesas y hablan. Yo,
en un rincón, los miro.
Ella, en el centro, frente a el, escucha fumando un puro. En
sus ojos se escriben algunas palabras, de vez en cuando, que,
desde donde estoy, no llego a descifrar. A través del
espejo me parece comprender que el las lee sin dificultad.
Luego ella se pinta en torno a los ojos con un pincel. Me doy
cuenta de que escribe algunos signos que tampoco logro descifrar
y que el, me parece, interpreta correctamente.
Al terminar, ella saca un pañuelo blanco que, al tocar
sus labios, se transforma en rojo. Y, entonces, de la pipa de
el, las volutas de humo surgen, rojas también.
Todos siguen hablando y me parece que soy yo el Unico que se
ha dado cuenta de todo.
* * *
Veo muy bien que cuando en el campo pinto el cuadro verde todo
el mundo querría preguntarme: "¿Por que pinta
Vd. desde la burbuja?"
Veo muy bien que cuando pinto el cuadro negro todo el mundo querría
preguntarme: "¿Por que pinta Vd. mas cerca M cogito?".
Veo muy bien que cuando pinto el cuadro azul todo el mundo querría
preguntarme: "¿Por que pinta Vd. así caracterizado?".
Como estos dolores de nuca que tengo no me permiten explicarme
con facilidad, temo que un día se atrevan a hacerme estas
preguntas; porque no sabría responderles con la precisión
que quisiera.
* * *
La niña desnuda que va sobre el caballo me dice que entre
en la plaza.
En la plaza la gente juega con unas bolas que lanzan y hacen
volver a la mano por medio de una cuerda elástica. Al
atravesar la plaza, toda la gente deja de jugar y se pone a señalarme
con el dedo y a reírse. Corro y todo el mundo me lanza
las bolas que ruedan junto a mi sin tocarme. Las bolas son de
hierro.
Lo mas rápidamente posible me meto por la primera calle
que veo. Me doy cuenta de que se trata de un callejón
sin salida. Por ello vuelvo a la plaza.
Un caballo me persigue. Para que no me coja me escondo tras un
árbol de varios troncos. El caballo se lanza sobre mi,
pero queda empotrado en el árbol, apresado por sus ramas.
Miro hacia arriba y veo a la niña, desnuda.
Intento liberar al caballo prisionero de las ramas, pero me muerde
arrancándome parte de la muñeca. El caballo relincha
y parece que ríe.
La gente se pone a lanzarme bolas de hierro. La niña desnuda
sobre el caballo se tapa la boca con la mano, pero veo que se
ríe de mi a carcajadas.
* * *
Se presentó a mi y me dijo: "Soy el genio de la quinta
hora".
Y le dije: "Entonces eres Zeirna, genio de las deformidades".
Él me respondió: "No, soy Tablinik, genio
de la fascinación".
Luego me dijo:
"El hombre se mantiene sobre sus pies, se separa de la tierra,
anda y va adonde quiere".
* * *
Lunes:
Me duele mucho la cabeza la nuca. He
observado que la gente, por la calle, habla una lengua que no
comprendo. Todas las emisoras de radio que he podido sintonizar
hablan en esta lengua desconocida.
Martes:
Un niño de unos diez años,
con un molinillo de papel en la mano, me ha hablado en la lengua
desconocida y yo le he respondido en la misma lengua. A pesar
de que no comprendía ni sus preguntas ni sus respuestas,
hemos estado conversando unos minutos.
Miércoles:
En cuanto puse los pies en la calle
me puse a hablar la lengua incomprensible.
Jueves:
La cabeza la nuca me duele más
que nunca y me he dado cuenta de que, a lo largo del día,
he recitado frases (?) en esa lengua, incluso ya en casa.
Molkerte"
Vadonserve ent llica mossoreglas teiner
milu artem tersijilomen gualen sarpe sy oy on prencomder. "
* * *
Los gemelos, con una estrella en cada frente, se observan, el
uno con una jaula en la mano y el otro con una lanza. Por ello
Geminis simboliza, me dijo ella, la inteligencia.
El escorpión, con una fila de estrellas en su cola, estaba,
gigantesco, bajo los pies del hombre desnudo con la serpiente
en la mano. Por ello Escorpius simboliza, me dijo ella, la amistad.
El sagitario, una estrella sobre su pecho, disparaba sus flechas
sobre la espalda de otro sagitario. Por ello Sagitarius simboliza,
me dijo ella, el tiempo.
El cancer, con una estrella en el centro de su caparazón,
avanzaba con sus ocho puntas hacia el laberinto. Por ello cancer
simboliza, me dijo ella, el sueño.
Entonces me di cuenta de que mientras me hablaba me había
incrustrado una estrella de hierro. 5
Ella sonreía y me acariciaba. Luego me metía en
su cama y la observaba mientras dormía: en ocasiones me
dejaba dormir con ella toda la noche.
Cuando no hacia lo que quería me pegaba con una fusta.
Entonces yo me iba a dormir a la otra habitación y esperaba
a que viniera por la mañana a acariciarme.
* * *
Un día, como olla mal, me castró y, desde entonces,
aunque me meta en la cama y aunque me acaricie, ya no puedo ronronear.
En el teatro Pánico el hombre solitario estaba siempre
acompañado.
El director le pidió que representara las coincidencias
y el hombre solitario, desdeñando el mundo "sobrenatural",
actuó ante un decorado "normal".
Al verla sentada con el hombre del pelo blanco me puse a cuatro
patas y así fui hacia ella.
Pero ella, en vez de ponerme una correa alrededor del cuello
y pasearse así conmigo toda la tarde, intento escaparse.
Entonces fue cuando yo me levanté, le até las manos
y comencé a azotarla.
* * *
Pocas veces me ha ocurrido que, yendo por la playa, vea sobre
el agua, pintada de negro, la palabra Mar.
También pocas veces me ha ocurrido que al acercarme a
la montaña vea pintada sobre su falda la palabra Monte.
Pero siempre que me siento a escribir veo sobre la hoja blanca
de papel dos letras muy grandes: YO.
* * *
En ocasiones, por la noche, mi habitación se llena de
luz y sólo la bombilla encendida queda completamente oscura
y sus inmediaciones en la penumbra.
Tengo que separarme, pues, de la bombilla para poder escribir.
Y cuando quiero escribir "ya se por qué" mi
mano escribe "ignoro si".
* * *
A través de su piel de pantera veía sus rodillas
blancas, sus uñas pintadas y su cabellera rubia. Bajo
sus colmillos de fiera también veía sus labios
cerrados y pintados.
Rondaba junto a mí, aparecía y desaparecía,
y, a veces, se diría que danzaba. Por fin creí
oír que decía "yo soy la Inmaculada Concepción".
Luego pasaron otras panteras sobre las que iban montados hombres
desnudos que al verme se reían. Comprendí que debía
desnudarme y me desnude. Inmediatamente ella se puso junto a
mi y cuando iba a subirme sobre ella me echó al suelo
y con sus uñas de pantera me destrozó el pecho.
A veces, cuando me besa en la mano, siento un calor especial.
Cuando retira los labios, en mi mano aparece la palabra Sueño.
* * *
He observado que, a veces, al apagar la radio, esta sigue funcionando;
arranco el contacto y sigue funcionando; la tiro al suelo, la
golpeo con un martillo, y, del trozo de altavoz que queda, oigo
la voz del locutor que dice:
"... Aceptan la violencia del escándalo y su iluminación.
"
* * *
Malhadado, malhadado, malhadado, macho, macho, mal, mayo, mas,
maestro, maestros, mantenida, mía, malhadado, malhadado,
masticar, mandato.
Malhadado, malandanza, mal, malestar, manejo, mandíbula,
mandar, mandes, manda, mal, mamá, mandamás, mayor,
majestad, mal, malhadado, malhadados, malhadado.
Malhadado, marzo, maría, marruecos, marioneta, marmota,
marmita, masaje, masacre, mártir, mascota, macho, mal,
mía, mayo, mal, mamá, maestro, maestros, mantenida,
malhadado, malhadado, mamá, mamá, mar.
Malhadado, malandanza, malandanza, mandato, masticar, mal, mandar,
mandes, mía, mal, mamá, mahr, maestros, maestros,
mantenida, mamá, malhadado, mandíbula, mal, malhadado,
mamá, mamá, mama, madre.
* * *
Vela, bajo el cielo, la gigantesca piedra y, cuando mi vista
se concentraba, me parecía distinguir algunas letras sobre
ella: una P, una R, a no ser que fuera una B.
Tres hombres estaban junto a la piedra y yo los vela diminutos
por la distancia. El cielo estaba obscuro.
Los tres hombres parecían hablar entre si y, a veces,
me parecía que estaban inmóviles. Iba distinguiendo,
cada vez mejor, las letras sobre las piedras.
De pronto, entre las nubes, apareció la luna que lo iluminó
todo. Pude ver que los tres hombres me miraban fijamente y que
sobre la piedra estaba escrita, en caracteres gigantescos, la
palabra PENSAR.
* * *
Cuando me paseaba con ella, las cabezas de los paseantes se transformaban
en gigantescos ojos que la miraban.
Cuando entraba en el metro con ella, los cuerpos de los que la
rodeaban se transformaban en gigantescas manos que la tocaban.
Y cuando me besaba, su cabeza se convertía en dos labios
que lentamente me devoraban.
* * *
"Vida mía, vida mía.''
Por fin encendió una vela y pude ver su cara. Pero su
cuerpo quedó en la oscuridad.7
Le dije: "dime".
Ella me pidió que le extendiera un poco de pomada por
la espalda. Mi mano se laceró con unos cristales muy finos
que tenía en la piel. Pronto la sangre surgió,
húmeda.
Ella me dijo: "Hijo mío, toma este caramelo".
Con su mano me lo metió en la boca y pronto sentí
cómo el caramelo mordía mi lengua y cómo
la sangre salia.
Se separó de mi un instante y pude ver su vientre. Vi
sobre él una enorme boca que rela y, entre sus enormes
dientes, un muñequito de chocolate. Su cara era como la
mia.3
* * *
Al entrar en el laberinto observe que no había más
que una puerta.
La abrí y entré en un espacio obscuro. Al encender
la luz vi que me encontraba en mi habitación; mis dos
gatos sobre la cómoda y la mesa estaba como la había
dejado. La radio decía:
"... sin renunciar a su idea de la ultima faz querida"...
* * *
En la oscuridad sólo veo los ojos del gato. Están
inmóviles y me miran. Yo también los miro, inmóvil.
De repente en un ojo veo escrito PáNICO y en el otro SOSIEGO.
8
Pero pronto el gato cierra los ojos y ya sólo veo la oscuridad.
* * *
Por la noche, antes de dormir, intentaba resolver un problema.
Estaba comprobando la solución: Caballo "come"
alfil, jaque.
Entonces vi que uno de los escaques del tablero de ajedrez se
levantaba y apareció una escalera. Me metí por
ella: apenas vela nada, tal era la oscuridad. Sólo ola
las risas y los comentarios que provenían del fondo del
sótano. Al llegar al fondo se hizo el silencio.
Un poco de luz iluminó el suelo: estaba formado por grandes
baldosas negras y blancas que creaban un tablero de ajedrez.
Una de ellas se levantó y apareció una escalera
que conducía a un sótano. Me metí por él
pero ya no vi nada, tal era la oscuridad; sólo ola las
risas y los comentarios que provenían del fondo. Cuando
llegué al fondo de nuevo se hizo el silencio.
Un poco de luz iluminó el suelo: estaba formado por un
gran juego de ajedrez... Esto se repitió varias veces.
Por fin llegue a una habitación donde estaba un tribunal
presidido por el Rey que, en tono de susurro, me condenó
a convertirme en alfil. Intenté salir corriendo pero.
mi cuerpo de madera estaba inmóvil. El caballo se acercó
a mí mientras las figuras del tribunal relan a carcajadas
y decían: "Caballo come alfil, jaque".9
En el teatro Pánico el "hombre sin sombrero"
llevaba siempre un sombrero sobre la cabeza.
El director le pidió que representara las maravillas y
el hombre sin sombrero, desdeñando el mundo de lo insólito,
actuó ante un decorado "familiar".
* * *
Como ellas me llamaban, entre en la gigantesca estación.
Me dijeron que cruzara las vías. Me metí, pues,
en un verdadero laberinto de raíles. Tenia que tener mucho
cuidado, constantemente los trenes pasaban a toda velocidad.
A cada paso miraba a la izquierda y luego a la derecha. Y, sin
embargo, a menudo sólo la casualidad me libro de que un
tren me cogiera.
A mitad de camino encontré a un hombre cubierto de carbonilla
que me indicó un refugio que había más lejos.
Luego me besó cariñosamente. Y de pronto el hombre
desapareció, no me di cuenta como, pero vi un gran huevo
que andaba gracias a dos piernas con sus botas respectivas.
Seguí andando cada vez con mayor dificultad. No sabia
adónde dirigirme, los raíles eran cada vez más
altos. Las voces provenían de todas partes, todas decían
lo mismo: "Ven aquí".
Cuando, de pronto, volví la cabeza hacia atrás
vi cómo el huevo había sido aplastado por un tren
y oí los quejidos del hombre unos momentos.
Los trenes pasaban a toda velocidad, por delante, por detrás,
y sus pitidos parecían risotadas. Por fin encontré
el refugio. Habla varios huevos gigantescos con agujeros. Me
metí dentro de uno por curiosidad pero, cuando quise salir,
lo único que logre fue sacar las piernas por los agujeros.
Podía, no obstante, mirar a través de la cáscara.
10
Como ellas me llamaban salí envuelto en el huevo. Me era
imposible distinguir cuales eran las vías y cuales los
espacios libres. Corrí cuanto pude y varios trenes por
poco me atropellan.
Pronto un tren me pillaría.
* * *
Me sentaron y me dieron tres cartas: "la estrella",
"el ahorcado" y "el emperador". Los que estaban
junto a mi miraban mis cartas por encima de mi espalda y se reían.
El croupier dictaba las cartas y repartía las ganancias.
Los que estaban a mi lado se llenaban los bolsillos con sus premios.
Las mujeres se levantaban las faldas de gala para poder contenerlos
todos. Reían a carcajadas. Varios me señalaban
con el dedo.
Por fin el croupier grito: "El poseedor de la estrella,
el ahorcado y el emperador gana el gran premio". Dos mujeres
me cogieron por el brazo y me llevaron en presencia del croupier.
Éste dijo:
- Vaya a esa habitación, allí le darán su
premio.
E hizo esfuerzos para no reír. Todos me miraban y se burlaban
de mi.
Las dos mujeres me introdujeron en la sala, me ataron al potro
y se pusieron a cortarme trozos de los huesos de mis miembros.
Me dijeron entre risotadas:
- Es para que mengües, aún eres demasiado alto.
* * *
Cuando me pongo a escribir, el tintero se llena de "imaginación",
la pluma de "recuerdos" y el papel de "el arte
de combinar".
Entonces cierro los ojos y, mientras oigo caer la lluvia, veo
cómo giran en torno a mi cerebro, diminutos, mi "yo"
Perseguido por su "ella".
Cuando abro los ojos "la imaginación", los "recuerdos"
y el "arte de combinar" han desaparecido y sobre la
hoja blanca ya puedo comenzar a escribir:
Cuando me pongo a escribir el tintero se llena de "imaginación",
"la pluma..." Etc.
* * *
Estábamos los dos en el cine. En vez de mirar la película
la miraba a ella. Le tocaba los cabellos y le alisaba las pestañas.
Luego le bese las rodillas y le puse sobre el pubis una pajarita
de papel que había hecho con las entradas.
Ella miraba la película y se reía. Entonces le
acaricie los pechos y cada vez que apretaba su seno salía
un pez azul.
Me habían, previamente, abierto la espalda para dejar
el pulmón al aire. Luego me operaran; mientras tanto debía
esperar en la antesala del quirófano.
Yo quería que me operaran cuanto antes, para que me vendaran
la espalda y me dejaran ir a dormir. Pude darme cuenta de que
en la sala había otros dos enfermos. El cirujano vino
a vernos y nos dijo que sólo nos operaria cuando hubiéramos
reescrito una obra de teatro creo que se trataba de Athalie de
Racine. Nos explicó los motivos, que nos parecieron justificados.
* * *
Yo, sin embargo, fui a verle. Hable a solas con él. Le
dije que no podía esperar, que la espalda me dolla mucho
y que era necesario operarme cuanto antes. Me respondió,
fríamente, que lo primero era lo del teatro. Pensé
que me habla tomado mucha antipatía y que para castigarme
por mi atrevimiento me dejarla la espalda abierta días
y días, quizás toda la vida.
El trabajo de los otros dos enfermos 11 estaba ya muy avanzado.
Yo no podía hacer casi nada: el dolor me lo impedía.
Me di cuenta de que sólo me acordaba de una escena. La
repetía a toda velocidad para, tratar de recordar con
ello el resto de la obra; pero cuando maquinalmente terminaba
de recitarla me daba cuenta de que no sólo no recordaba
el resto de la obra sino que incluso se me olvidaba que había
recibido la orden de escribirla.
Los otros dos enfermos 11 no cesaban de trabajar. Yo quería
ir mas deprisa pero me excitaba inútilmente.
Veo muy bien que cuando leen mi poema que comienza por "desde
la burbuja" todo el mundo quisiera preguntarme: "¿Por
qué escribe Vd. el verde? ".
Veo muy bien que cuando leen mi poema que comienza por "mas
cerca del cogito" todo el mundo quisiera preguntarme: "¿Por
que escribe Vd. el negro?".
Veo muy bien que cuando leen mi poema que comienza por "así
caracterizado" todo el mundo quisiera preguntarme: "¿Por
qué escribe Vd. el azul? ".
Como estos dolores de nuca que tengo no me permiten explicarme
con facilidad, temo que un día se atrevan a hacerme estas
preguntas; porque no sabría responderles con la precisión
que quisiera.
* * *
Ella y yo íbamos los primeros a bordo de nuestro coche
de carreras. Ella conducía y era yo el encargado de llevar
la cuenta de las vueltas. Sabía que nos faltaban pocas
vueltas para terminar la carrera, pero me era imposible saber
cuántas. Al pasar por las tribunas intentaba encontrar
algún signo que me permitiera saber a que punto hablamos
llegado. Pero era tal la velocidad que llevábamos que
no podía distinguir ni un instante los objetos.
De pronto me pregunto: "¿Cuantas vueltas nos faltan?".
Y yo le dije: "Creo que menos de diez". Colerica me
respondió: "Cómo creo que menos de diez, ¿es
que no llevas la cuenta?". Disminuyó la velocidad
para hablarme. Los bólidos empezaron a pasarnos. Le dije:
Llevaba la cuenta pero me hice un lío con los setenta
y los sesenta; luego pase unas vueltas intentando encontrar la
cifra exacta... ". "Pero, ¿por qué no
me lo has dicho antes?", me gritó.
Los ciclistas nos pasaban. Nos hacían gestos con la mano
y se reían. "Nos van a pasar todos, ¿no lo
ves?" La gente del estadio nos señalaba y decía:
"Es él el que tiene la culpa; con lo bien que conduce
ella, y el imbécil siempre le hace perder todas las carreras".
Los pingüinos nos pasaban deslizándose sobre la pista
con sus patines de hielo y riéndose y burlándose
de nosotros.
Y ahora pasan las tortugas y nos hacen gestos de burla con las
patas e incluso nos lanzan bolas de nieve. Voy a refugiarme tras
ella. Pero ya ha desaparecido.
* * *
El árbol se refugió en su hoja, la casa en su puerta
y la ciudad en su casa.
Y yo me paseaba contemplando este espectáculo y viendo
que el árbol ya era hoja, la casa puerta y la ciudad casa.
Por ello tenía que hacer esfuerzos para no esconderme
en mis manos.
* * *
Everyone detests me: they say I have a persecution complex.
Sí, todo el mundo me odia: dicen que tengo complejo de
persecución.
El león verde devoraba al sol y, mientras tanto, me miraba.
Durante algún tiempo el sol quedó en su boca abierta
como sin poder entrar ni salir. Las bailarinas tiraban flechas
al centro del sol.
El león, muy lentamente, iba absorbiendo el sol y, al
mismo tiempo, la oscuridad se hacía cada vez mayor. Las
bailarinas dejaron de tirar flechas y se pusieron a tocar sus
trompetas. La tierra se iba cubriendo de tumbas y un gran agujero
se creaba a mis pies.
El león se había tragado ya la mitad del sol y
ya todo quedó completamente oscuro. Las bailarinas se
metieron en el agujero y mientras unas echaban tierra sobre mi,
otras tocaban sus largas trompetas y las mas alejadas tiraban
flechas sobre el león verde.
* * *
En ocasiones, en los días mas crudos del invierno, mi
habitación se llena de calor y sólo la estufa encendida
queda completamente helada y sus inmediaciones frías.
Tengo que separarme, pues, de la estufa, para poder escribir.
Y cuando quiero escribir "transparente" mi mano escribe
"opaco".
* * *
Cuando deambula por el parque me subo a un árbol para
verla pasar por debajo de mi. Cuando sube las escaleras me escondo
en el hueco de las escaleras para verla encima de mi.
Cuando me llama cierro los ojos y permanezco inmóvil hasta
que me "despierta".
* * *
A veces, cuando me mira a través del espejo, siento un
calor especial. Cuando retira su imagen del espejo, sobre la
luna aparece la palabra libertad.
Yo le gritaba "mama, mamá" y ella se quedaba
de pie observándome.
Las rejas no me permitían aproximarme a ella. Tenia un
manojo de llaves en la mano que hacia girar y parecía
que sonreía.
Yo le dije de nuevo: "mamá, mamá, ábreme
la puerta".
Entonces ella se metió en el baño. El agua empezó
a hervir y ella desapareció. Con el humo que salió
se formó la figura de una cabeza que sonreía: era
la mía.
* * *
Malhadado, malhadado, malhadado, macho, macho, mal, mía,
mayo, mas, maestro, maestro, maestros, mantenida, malhadado,
malhadado, masticar, mandato.
Malhadada, balada, calada, ensalada, balada, dalada, galada,
halada, jalada, palada, ralada, talada, malhada, valada, malhada,
malhada, malhada, mamá, mamá.
Mamá, mamá, mama, baba, sasa, tata, vava, gaga,
jaja, lala, fafa, rara, mama, mama, mamá, mar.
Malhadado, malandanza, malandanza, mandato, masticar, mal, mandar,
mandés, mía, mal, mamá, maestros, maestros,
mantenida, mamá, malhadado, mandibula, mal, malhadado,
mamá, mamá, mama, madre.
* * *
Los tanques "enemigos" y los soldados avanzaban, los
cañones disparaban y yo, en medio de los dos ejércitos,
desnudo y pintado mi cuerpo de verde, caía desde las nubes.
Tengo una burbuja de aire. La siento muy bien. Cuando reflexiono
se me hace más pesada y a veces, cuando escribo, parece
una gota de mercurio.
La burbuja de aire se pasea de mi cerebro a mi corazón
y de mi corazón a mi cerebro.
* * *
Las mujeres llevaban cuernos blancos y antifaces negros. Los
hombres, arrodillados junto a ellas, imploraban.
Por todas partes veía el mismo espectáculo. Bajaba
las escaleras y también veía el mismo espectáculo
y el mismo veía en todas las habitaciones.
Cuando entre en el patio oí una voz que provenia del pozo
seco. Baje al pozo y allí, en un rincón, estaba
ella con su cara hecha de azulejos y sus grandes ojos inmóviles.
En el cuello tenía una cadena y una llavecita. Me la dio
y abrí sus faldas. Tenia el pubis cubierto con un antifaz
del que salían dos cuernos afilados.
Me besó con sus labios de piedra y sentí la herida
que me hacían sus cuernos. La sangre humedeció
mis ingles.
Te quiero.
Ella rió.
Te quiero.
Ella rió.
Te quiero.
Ella rió a carcajadas.
El tiempo de las muchachas en flor revelaba las 1.000 camas infinitamente
mediums.
* * *
Cuando entre estaban los dos desnudos sobre la cama. Y el dijo:
"Mira como violo a tu mujer".
Ella se resistía con todas sus fuerzas y me pareció
que lloraba. Y decía en tono de suplica: "No, no".
Luego dejó de forcejear y respiró acompasadamente
mientras me parecía que ponla los ojos en blanco y lo
besaba en el hombro. Cuando terminaron, ella se puso de nuevo
a llorar y el a reír a carcajadas.
La misma escena se repitió varias veces. Por fin, él,
riendo, se levantó y me dijo: "Ahí tienes
a tu mujer". Entonces me acerque a ella, que lloraba, la
acaricie en la espalda y se puso de pronto a gritar.
* * *
En ocasiones, por la noche, mi habitación se llena de
luz y sólo la bombilla encendida queda completamente oscura
y sus inmediaciones en la penumbra.
En ocasiones, en los días mas crudos del invierno, mi
habitación se llena de calor y sólo la estufa encendida
queda completamente helada y sus inmediaciones frías.
Y cuando quiero escribir "ya se por que", mi mano escribe
"ignoro si".
* * *
La muñequita de plástico a veces se enfadaba y
me ponla el morro. Otras veces estaba contenta y sonreía.
Cuando me iba a casa se quedaba inmóvil donde la habla
dejado hasta mi vuelta. Por la noche la desnudaba y la metía
en mi cama y pronto dejaba de estar fría y se ponla caliente
como la palma de mi mano donde reposaba.
La muñequita tenla dentro de su jaula un pajaro muerto.
Y para cuando se muriera le compre un pequeño ataud. A
veces la metía en el para jugar.
Muchas veces reñía con ella y entonces se quedaba
seria e inmóvil sin' decirme nada, por más que
le rogara que me perdonase.
Un día que estaba muy triste la estrangule. Y ella, a
pesar de que llore mucho, como para reprochármelo, no
opuso ninguna resistencia.
* * *
El capricornio, con una serie de estrellas sobre su melena de
león, nadaba en el mar sirviéndose de su cola de
dragón. Por ello Capricornus simboliza, me dijo ella,
la inspiración.
La balanza, con una estrella en cada platillo, permaneció
oculta en la cueva de los leones blancos. Por ello Chela simboliza,
me dijo ella, la esperanza.
La virgen, con una estrella sobre sus pies desnudos, giraba inmóvil
a mi alrededor con una varita en su mano derecha. Por ello Virgo
simboliza, me dijo ella, el pánico.
El león, con una estrella sobre cada una de sus garras,
saltaba para devorar el corazón. Por ello Leo simboliza,
me dijo ella, la fantasía.
Entonces me di cuenta de que mientras hablaba me había
incrustado una estrella de hierro. Sobre ella escribió
con un pincel AMOR.5
Ella iba sola por la calle y los hombres al verla la besaban
en la mejilla. A veces yo me escondía en un portal para
verla venir.
Más tarde la metí en un cochecito de niño
y así la paseé por varias regiones. Cuando pasaban
los hombres yo la desnudaba para que la acariciaran.
Para que no se escapara le puse una cadena en el tobillo.
* * *
A veces, cuando me besa en la mano, siento un calor especial.
Cuando retira los labios en mi mano aparece el escarabajo de
oro y bajo el la palabra "Maravilla".
* * *
Mi gato, cuando ve que estoy inmóvil, sin hacer nada,
en la penumbra de mi habitación, viene y me trae la pata
de conejo. Yo ato la pata a una cuerda y le hago corretear tras
ella por el pasillo.
Persigue a la pata de arriba a abajo y, en ocasiones, da unos
saltos muy raros que me hacen reír. Entonces lo miro y
me doy cuenta de que, aunque está cansado y harto de jugar,
sigue correteando para distraerme.
* * *
Malhadado, malhadado, malhadado, macho, macho, mal, mía,
mayo, mas, maestro, maestro, maestros, mantenida, malhadado,
malhadado, masticar, mandato.
Malhadado, malandanza, malandanza, mal, malestar, manejo, manecilla,
mandíbula, mandar, mandes, manda, mía, mal, mamá,
mandamas, mayor, majestad, mal, malhadado, malhadados, malhadado.
Malhadado, malandanza, malandanza, masticar, mal, mía,
mandar, mandes, mía, mal, mamá, maestros, mantenida,
mamá, malhadado, mandíbula, mal, malhadado, mamá,
mamá, malhadado, madre.
* * *
Me acuerdo que no podía dormirme
porque, a pesar de tener constantemente los ojos cerrados, la
luz de la sala de cirujanos llegaba hasta mi. Oía sus
comentarios como un murmullo y de vez en cuando sus risotadas.
Aunque la larga llaga de la operación estaba a punto de
cicatrizar, la espalda entera me dolía muy fuertemente
y, por temor a aumentar el dolor, no me movía. Pensé
que seria mejor que ella no viniera y menos aún que viniera
con sus padres. Su madre le diría, si me vela en este
estado, que me abandonara, y el padre se reiría a carcajadas.
Me puse a comer unas zanahorias que habla junto a mi: no tenía
ganas de comerlas y, como siempre, me puse a roerlas.
Luego comprendí parte de la conversación de los
cirujanos. Decían que tenían que hacer una nueva
operación y hablaban sobre todo de un aparato que unos
llamaban "algómetro" y otros, más sencillamente,
"dolórmetro", y que serviría para conocer
hasta que límite se puede aguantar el dolor.
De pronto me pareció que tenía todo el cuerpo cubierto
de pelos. Pensé que habrían crecido seguramente
a causa del afeitado total a que habla sido sometido el día
anterior a la operación. También me pareció
que no tenía sábanas y que, incluso, alguien habla
metido serrín en la cama.
Luego oí cómo los medicos decían que con
el aparato podían provocar el dolor hasta su mayor intensidad
y detenerlo en el momento inmediato al desmayo o a la muerte
y volver a empezar de nuevo. Uno dijo que era necesario ensayarlo
esa misma noche.
No podía dormir y la espalda cada vez me dolía
más.
Los cirujanos reían. Me entró mucho miedo porque
citaron mi nombre varias veces. Hacían apuestas: unos
decían que un ser puede resistir durante una semana una
intensidad de dolor de "nueve unidades" y otros que
sólo resistiría "siete unidades". Y en
ese momento oí claramente que iban a experimentar el aparato
conmigo.
Me incorpore cuanto pude e intente gritar, pero no me salieron
nada más que gruñidos. Y a mi alrededor oí
los gruñidos de varios conejos a los que sin duda mi grito
habla despertado. Y fue entonces cuando abrí los ojos
y me di cuenta de que estaba en una jaula y que el suelo estaba
lleno de serrín y de zanahorias, y que dentro de cada
una de las otras jaulas que me rodeaban había un conejo
de Indias.
* * *
CAPITULO I:
Norte y Sur, Norte y Sur, Norte y Sur.
Norte y Sur.
Norte.
Sur.
CAPITULO II:
Este y Oeste, Este y Oeste, Este y Oeste.
Este y Oeste.
Este.
Oeste.
CAPITULO III:
Norte y Sur.
Este y Oeste.
Norte, Sur, Este y Oeste.
I, II, III, y IV.
* * *
Vino el cura a ver a mi madre y le dijo que yo era un obseso
sexual.
Entonces mí madre me ató a la cama y el cura, con
un bisturí, me extrajo los testículos y en su lugar
me puso dos piedras.
Luego, entre los dos, me llevaron, atado de pies y manos, hasta
la iglesia de los devotos.
* * *
Me persegulan por el crimen que había cometido y del que
no lograba acordarme. No podía correr bien porque me dolla
la espalda.
Huía y me persegulan. Pensé: "He vivido esta
última temporada encerrado en un sanatorio, si encima
tengo que pasar el resto de mi vida en una cárcel, mi
vida será terrible".
Hula y la gente me persegula. Sabía que no tardarían
en cogerme. Hula iba corriendo por la calle Alesia. Por fin encontré
un escondite. Pero tarde o temprano me cogerían.
* * *
Después de haberla matado la dividí en pedazos.
Salí a la calle y los fui echando en las alcantarillas.
Volví a casa y me di cuenta de que había olvidado
la cabeza que estaba sobre la mesa. Para que se disolviera la
metí en una cazuela con agua y la puse al fuego.
Observe que las cejas parecían moverse. Por fin se abrieron
por completo y los ojos, bajo el agua hirviendo, me miraron.
Los labios también se movieron. 0í su voz:
- Mi hijo me ha matado, ¡mi propio hijo!
Me acerque e hice caer la cazuela. La cabeza quedó en
pie en medio de la cocina y ella gritaba muy fuerte amotinando
a los vecinos.
- Mi propio hijo me ha matado, es un criminal.
Salí corriendo a la calle pero su pierna cortada, que
salla de una alcantarilla, me hizo caer. Intente levantarme pero
su mano cortada me retenía Mientras tanto, su cabeza,
sobre la ventana, reía a carcajadas.
Veo muy bien que cuando en el campo pinto el cuadro verde todo
el mundo querría preguntarme: "¿Por que pinta
Vd. desde la burbuja?".
* * *
Veo muy bien que cuando pinto el cuadro negro todo el mundo querría
preguntarme: "¿Por que pinta Vd. mas cerca del cogito?".
Veo muy bien que cuando pinto el cuadro azul todo el mundo querría
preguntarme: "Por que pinta Vd. así caracterizado?".
Como estos dolores de nuca que tengo no me permiten explicarme
con facilidad, temo que un día se atrevan a hacerme estas
preguntas; porque no sabría responderles con la precisión
que quisiera.
* * *
Me dijeron que debla entrar en la habitación y entré.
Un hombre gordo comía un enorme pedazo de carne. Su hijo,
un niño minúsculo que llevaba unas botas demasiado
grandes para sus piececitos, se encaramo sobre la mesa y mordisqueaba
el pedazo de carne por el otro lado. El hombre gordo estaba de
espaldas y no me vela. Y así no pudo oírme cuando
le dije: "Señor, estoy aquí".
El niño, cada vez mas impaciente, se subió sobre
los hombros de su padre y recogía todas las migajas que
caían y se las comía con avidez. Tanto el hijo
como el padre hacían mucho ruido al comer. Cuando fui
de nuevo a hablar, el niño volvió a tapar los oídos
de su padre. Y así no pudo oírme cuando le dije:
"Señor, aquí estoy".
Después, el padre cogió otro enorme pedazo de carne
y se puso a morderlo precipitadamente. Con la otra mano bebla
vino en una gran jarra; parte de la bebida se le cala por el
cuello y la camisa. El niño metió sus manitas en
el vino y bebió en el hueco haciendo mucho ruido.
Aprovechando un descuido del niño, dije: "Señor,
aquí estoy". El hombre gordo se volvió y,
con la boca llena, me dijo que me sentara. Mientras el niño
me ataba a la silla, el padre cogió un cuchillo. Con gran
agitación, el niño se encaramó sobre mi
y me quitó la corbata de pajarita y los primeros botones
de la camisa, dejándome el cuello al aire.
Sin dejar de masticar, el hombre se me acerco. Con el cuchillo
me dio un corte en el pescuezo y vi mi sangre que comenzaba a
brotar.
* * *
En el teatro Pánico el "hombre de los cabellos largos"
era un calvo sin peluca.
El director le pidió que representara "los misterios"
y el hombre de los largos cabellos largos, desdeñando
el mundo excepcional, actuó ante un decorado "cotidiano".
Cuando entré en la habitación se me acercó
un niño; dijo que hacia mucho tiempo que me esperaban.
Había por todas partes muletas y pies cortados que parecían
mordisqueados.
El niño apenas me llegaba a la rodilla. 13 Con su voz
chillona se puso a gritar: "Ya ha venido, ya ha venido".
Y de todas partes surgieron risas estridentes.
El niño iba descalzo y mal vestido. Tenla el pelo muy
largo y muy claro, como si empezara a volverse calvo. Tenia las
manos arrugadasb l4 y llevaba una especie de sotana. Junto al
niño había un perro, con una caperuza de diablo,
que parecía reírse de mi.
El niño me dijo que me sentara; saco un enorme cuchillo
y me cortó el pie. El perro se puso a mordisquearlo. No
me atreví a decir nada. Luego, el perro se acurrucó
en un rincón. Pensé que lo mejor era marcharme.
A mi alrededor había algunas muletas. 15 Pero el niño
me dijo que esperara un momento; con el cuchillo me cortó
el otro pie y se lo echo al perro. Entonces les oí a todos
reírse a carcajadas.
* * *
Di un hachazo al viejo, sobre la cabeza, y del hueso surgió
ella, desnuda. Vino hacia mí y le di un sapo que ella
amamantó con su seno.
El viejo se cerro la raja de la cabeza apoyándose con
las manos. Luego, de sus pies comenzaron a salir llamas. Ella
se acercó y tragó el fuego.
Los dos entramos en una casa pero pronto nos dimos cuenta de
que era un huevo transparente. Nos abrazamos y cuando quise separarme
de ella vi que eramos un solo cuerpo con dos cabezas.
El viejo soplo y el huevo comenzó a volar llevándonos.
* * *
Salía del colegio corriendo para que no me cogieran.
En cuanto llegaba a casa me metía en mi habitación
y a través de los visillos contemplaba a mis compañeros
que me gritaban "cabezagooooorda, cabeza gooooorda"
o "Quasimooooodo, Quasimooooodo".
Entonces me desnudaba por completo y me miraba en el espejo de
luna del armario y me daba cuenta de que, en efecto, mi cabeza
era gorda y de que me parecía a Quasimodo. Me ponía
a llorar. Y los niños cada vez gritaban más fuerte
"cabezagooooorda, cabezagooooorda" o "Quasimooooodo,
"Quasimooooodo". Y seguía contemplándome
desnudo en el espejo llorando. Finalmente me masturbaba.
* * *
Jedermann hasse mich: man sagt ich habe den verfolgungswahn.
Si, todo el mundo me odia: dicen que tengo complejo de persecución.
* * *
Estaba bajo los soportales de una plaza. Una mujer llegó
y me puse a bailar con ella. Aunque el sitio parecía solitario
tenla miedo de que nos descubrieran.
Poco después pude percatarme de que la mujer llevaba una
falda transparente y manchada de esperma. Entonces tuve mas miedo
aun. La llevé a un callejón sin salida. Cuando
iba a abrazarla apareció un niño que nos dijo que
teníamos que irnos porque aquello era una pocilga.
Atraídos por el ruido aparecieron dos curas. Tuve miedo
de que me castigaran, pero sólo, de un modo cortes, nos
rogaron que nos marcháramos. Al caminar me puse detrás
de la mujer para que no vieran su falda transparente y manchada.
16
* * *
Un hombre a no ser que fuera una mujervestido de obispo, con
un látigo en la mano, me dice que entre en la iglesia.
Me pareció que la puerta estaba formada por la entrepierna
de una giganta de rodillas.
En un rincón, delante de mí, una mujer bailó
cubierta completamente de velos de tal manera que sólo
podía imaginar su forma. Aunque quise buscar el altar
me quedé viendo danzar a la mujer. Ella se acercó
a mi y me pidió que le tocara los pechos y, aunque yo
tenía miedo, se los toque. Entonces se quitó uno
de los velos y bajo mi mano apareció la cabeza de un niño
recién nacido. La cabeza reía. Retiré la
mano y el niño se estrelló contra el suelo. Lloró,
pero cuando me agache para recogerlo ya había desaparecido.
Entonces la mujer me abrazo. Como tenla miedo de que me vieran
intente liberarme sin lograrlo. Al forcejear le arranque el velo
que la cubría y vi que sus brazos eran gruesas ramas sin
hojas 17 y que su cara era blanquísima y llena de arrugas.
Se rió con su boca sin dientes.
Entonces oí la voz del niño que decía: "Es
ese". Me volví y vi la cabeza del niño sobre
la mano del hombre vestido de obispo que me miraba fijamente.
Quise huir pero los brazosramas de la mujer me atenazaban sin
remedio. 18
* * *
En la oscuridad sólo veo los ojos del león de Horbaït.
Están inmóviles y me miran. Yo también los
miro inmóvil .
De pronto, en un ojo veo escrito PáNICO y en el otro ESPERANZA.
Pero, de pronto, el león de Horbaït cierra los ojos
y ya sólo veo la oscuridad.
* * *
Bajo la mesa, ella y yo nos abrazamos. Gracias a las faldillas
no podían vernos, pero yo temía que nos sorprendieran
mientras acariciaba sus pechos. 19
Un gran sapo se metió también debajo y gruñó.
Quise salir, pero ella me pidió que siguiera acariciándola,
y me di cuenta de que sus pechos se habían convertido
en falos.
De pronto oí un murmullo de gente que, sin duda, nos estaba
buscando.20 Ella me dio un cuchillo para que matara al sapo.
Le atravesé la garganta, pero el sapo, con sus patas,
movió el cuchillo hasta hacerse un agujero por el que
comenzaron a salir ranas. Las ranas hacían mucho ruido
y se nos subían por todas partes.
Ella me dijo que nos metiéramos en una gran cuba de madera,
llena de sangre, para que las ranas dejaran de molestarnos.21
Allí seguí acariciándola, y me pareció
sentir que su cuerpo estaba cubierto de falos.
Por fin, mi madre levantó las faldillas y todo se iluminó.
Entonces vi que ella era un gran sapo verde.22
* * *
Estaba en unas letrinas estrechas y sucias. Un hombre estaba
conmigo tumbado en el suelo. No hablaba pero tenía los
ojos abiertos. Yo tenía toda la herida, que me hicieron
al operarme, al descubierto. Tenía miedo de que se manchara
(y se infectara) con las inmundicias que me rodeaban. El hombre
respiraba difícilmente y pensé que se iba a morir
y que, por tanto, tendría fuerzas en el último
instante para escupirme y mancharme.
Me dolla mucho la espalda y quería huir de las letrinas.
Por fin logre escapar. Entré en un patio en el que estaban
colgadas muchas sabanas para secar. Creo que pasé mucho
tiempo andando entre las sábanas colgadas, que formaban
una especie de laberinto.
En mi intento por salir del patio me tope con una ventanita enrejada,
mire al interior y vi al hombre, inmóvil, que me miraba
fijamente. Tuve mucho miedo y volvía a meterme en el laberinto
de sabanas.
Continué andando entre las sabanas. De nuevo vi la ventanita.
Me dije que no debería mirar, pero mire. El hombre me
miró fijamente. Tuve mucho miedo.
Creo que esto se repitió varias veces. La espalda cada
vez me hacia mas daño y quería salir lo mas pronto
posible del patio. Pero no podía.23
* * *
Vino el cura a ver a mi madre y le dijo que yo estaba loco.
Entonces mi madre me ató a la silla, y el cura, con un
bisturí, me hizo un agujero en la nuca y me sacó
la piedra de la locura.
Luego, entre los dos, me llevaron, atado de pies y manos, a la
catedral de los sumisos.
* * *
Carta a los sabios del mundo entero.
Muy señores míos:
Antes de morir quiero hacerles a Vds. una revelación importante
para que tomen las medidas que se imponen.
Durante los fortísimos dolores que he padecido por causa
de la operación que he sufrido, he logrado identificar
en los momentos de "sublimación del dolor" a
unos "seres espirituales". Esto seres, pude darme cuenta
de que se "alimentan de mi dolor".
He llegado, pues, tras múltiples experimentos, a esta
conclusión: en nuestro ambiente viven unos seres que,
por simple instinto de conservación, tienden a fomentar
el dolor entre los humanos. Para ello intentan incrementar tanto
las desgracias llamadas espirituales como los sufrimientos físicos.
A veces, cuando, encerrado en mi habitación, logro ver
mi miedo (es una masa de agua que flota), mi esperanza (es una
mano cortada) y mi imaginación (es una caja pequeña
de cuero de la que sale humo) también veo a estos seres
espirituales que son como unos pañuelos de papel que vuelan.
Espero que, gracias a mis datos, puedan luchar contra esta terrible
plaga de la humanidad.
Les saluda muy cordialmente ...
* * *
Vamos los dos montados sobre la escoba. Volamos y, para no caerme,
me agarro fuertemente a Lis. Su espalda es blanca y muy lisa.
La vieja, desde abajo, nos mira, desdentada, mientras rasca la
cabeza de un mono atado a ella por una cadena.
Cuando la escoba sube hacia las nubes Lis ríe. Entonces
noto que la escoba me hiende las ingles. La vieja sonríe
y el mono da saltos.
La vieja me llama. " Hijo mío, hijo mío, baja.
Bajo y entonces me ata con una cadena.
El mono continua el viaje en la escoba con Lis y ríe a
carcajadas. La vieja mira hacia ellos y me rasca la cabeza.
* * *
Puse una pata del compás sobre su vientre y trace varios
círculos concéntricos, que pasaban a veces por
las rodillas, a veces por el ombligo y a veces por el corazón.
Para no olvidarme de su cara la imagine llena de números.
Luego se puso a llover y ella se colocó de pie y desnuda
sobre un caballo. Yo llevaba las riendas. Llovieron peces que,
riendo, se metían entre sus piernas.
Mi mano derecha, en ocasiones, se separa del brazo por la muñeca
y va a unirse a mi mano izquierda. La agarro con fuerza para
que no se me caiga y la pierda.
Y tengo que estar constantemente pendiente de ella, no sea que,
por distracción, al momento de volverla a colocar en su
sitio la ponga al revés: la palma hacia afuera.
* * *
"Hijo mío, hijo mío.''
Por fin encendió la lamparita y pude ver su cara. Pero
su cuerpo quedó en la oscuridad.
Le dije: "Mamá".
Me pidió que la abrazara. La abracé y sentí
sus uñas clavarse en mis hombros: pronto note la humedad
de la sangre.
"Hijo mío, hijo mío, bésame."
Me acerqué y la besé. Y sentí sus dientes
clavarse en mi cuello y brotar mi sangre.
Se separó de mi un instante y pude ver su vientre. Dentro
de sus entrañas habla un ternerito que dormía.
Y la cara del ternero era mi cara.3
* * *
Ella estaba en la otra orilla, sólo el rió nos
separaba, y la veía actuar.
Dijo "psssss", "psssss" y vi que una multitud
de peces gigantescos acudían. Algunos sacaban, un instante,
las cabezas del agua. Entonces tomó un niño de
un cochecito que estaba cerca de ella y lo tiró al agua;
los peces lo devoraron rápidamente. Luego echó
a otro niño, luego a otro y, más tarde, a otro.
Examinó el agua con mayor inquietud y se sacudió
las manos. Los peces, una vez concluido el festín, volvieron
a sacar las cabezas del agua y parecía que suplicaban.
Ella parecía decirles algo incomprensible. Entonces me
gritó:
- Ven, tesoro mío,24 pasa el puente.
Y yo me dirigí a ella atravesando el puente mientras decía:
Sí, mamá.
* * *
Cuando me pongo a escribir, el tintero se llena de "espacio",
la pluma de "tiempo" y el papel de "armonía".
Entonces cierro los ojos y, mientras oigo el gotear del grifo,
veo cómo giran en torno a mi cerebro el idealista Inis
perseguido por el portero del laberinto.
Cuando abro los ojos el "espacio", el "tiempo"
y la "armonía" han desaparecido y sobre la hoja
blanca ya puedo comenzar a escribir:
"Cuando me pongo a escribir el tintero se llena de espacio,
la pluma ...". Etc.
* * *
Ella estaba de pie sobre el pedestal y las palomas daban vueltas
a su alrededor, siguiendo itinerarios concéntricos, en
círculos verticales. Eran palomas blancas con el cuello
y la cabeza negras.
Luego la puse sobre la cometa y la subí poco a poco. Las
palomas, andando, seguían dando vueltas en torno a ella.
Desde arriba me dijo:
"La esperanza manó de la fuente".
La cometa seguía subiendo y subiendo, a pesar de los esfuerzos
que hacia por traerla a tierra. Ya no distinguía ni sus
ojos, ni sus cabellos. Por fin desapareció.
Del cielo cayeron las plumas de las palomas y sus uñas
pintadas. En una de ellas estaba escrito con caracteres diminutos:
"El pánico tomara el camino de lo imaginario".
Tiene el pecho redondo y puntiagudo. Si lo miro de cerca esta
cerrado y hasta termina por una bolita. Cuando lo miro de lejos
su punta se abre en dos labios que me llaman. Veo muy bien cómo
se va transformando de blanco en granate.
Tiene los ojos redondos y puntiagudos. Si los miro de cerca son
verdes y me observan quietos y hasta el blanco se llena de su
pubis. Cuando los miro de lejos sus ojos se parten en dos filas
de pestañas que me llaman. Veo sus ojos, entonces, y ya
todo es labio.
Su pubis, después, se llena de sus ojos y sus labios me
llaman entre sus piernas.
* * *
Me dice: "La posteridad te concierne". Y entonces me
acuerdo de ella, cuando los dos nos paseábamos cogidos
de la mano antes de odiarnos, el niño y su ídolo.
Me dice: "Continúa tu obra". Y entonces me acuerdo
de ella, cuando por las mañanas se lavaba en mi presencia
y los dos nos reflejábamos unos momentos en el espejo,
el hijo y la madre.
Me dice: "Tus escritos los amaran tras tu muerte, como los
mejores textos de Baudelaire, de Rimbaud, de Víctor Hugo".
Y entonces me acuerdo de ella, cuando me explicaba la significación
de palabras desconocidas, los dos solos en la penumbra de la
habitación, el hijo y la madre, el niño y el ídolo.
* * *
Tengo una burbuja de aire. La siento muy bien. Cuando estoy triste
se hace más pesada Y, a veces, cuando lloro, parece una
gota de mercurio.
La siento muy bien. Cuando estoy contento se hace más
ligera y, a veces, cuando ella me habla, se diría que
no existe.
La burbuja de aire se pasea de mi cerebro a mi corazón
y de mi corazón a mi cerebro.25
Notas al texto*
I.La abracé (ad. F).
2. En C: Y sentí sus dientes clavarse
en mis labios: la sangre corrió por mi cara, húmeda.
3.C sólo ofrece dos versiones de este
sueño frente a las tres de F (pp. 26, 64 y 135 de la presente
edición). Dejando de lado otras diferencias, observamos
la identificación del yo (el otro) con sus símbolos:
gorrión enjaulado (ausente en C), muñequito de
chocolate y ternero. Su ubicación delata un retorno uterino.
Por su parte, lo denotado y connotado por los símbolos
nos habla de pequeñez, canción, inocencia y posibilidad
de vuelo, contrastadas cruelmente con prisión, trituración,
matadero (interpretación que no nos será difícil
hacer extensiva a otros sueños de la obra).
4. En C: ... en un ojo veo escrito PáNICO
y en el otro SOSIEGO.
5. En C sigue esta frase final: Sobre ella
escribió con un pincel AMOR. Dos mujeres, sobre las demás
o dos rostros de la misma mujer, esperan al sujeto, a su salida
de la infancia, para iniciarle en el eros y en el thaanatos,
en el amor y en el dolor. La primera Lis es cándida y
hasta bondadosa; la segunda es cruel, sádica, hechicera.
Esta última es la que le instruye en los misterio de la
vida. ¿No era aún el momento apropiado para presagiar
o adelantar la liberación del Yo? Habrá que esperar
la versión de la p. 103 para que esto ocurra.
6. Me sentí muy cansado... a correr
de nuevo (ad. F).
7.En C: Pero no su cuerpo.
8. En C: en un ojo veo escrito MIEDO y en
el otro ESPERANZA.
9. En F falta: ... y decían: "Caballo
come alfil, jaque". En la presente edición se incluye
el texto castellano original.
En estas notas designamos con las letras C
y F los textos originales, castellano y francés respectivamente.
Así pues, ad F designará una adición introducida
en el texto francés, etc.
10.Esta frase es una ad. F.
11 En C se dice mis compañeros en vez
de los otros dos enfermos (F)'.
12. SI (ad. F). Por primera y única
vez nos encontramos en La piedra de la locura con este Sí,
en función frástica, tan frecuente, por otro lado,
en Baal Babilonia donde connotaba la sumisión y la rendición
del Yo al universo encarnado por la Madre. Recordemos que, en
esta primera novela de Arrabal, a aquel Sí esclavizante
se oponía, débil, pero clarividente, la ruptura
potencial del No (Dije... digo... sí; diría...
habría dicho No). El Sí de este sueño está
muy próximo al No de Baal.
13.El niño apenas me llegaba a la rodilla
(ad. F).
14. Tenía las manos arrugadas (ad.
F).
15. Luego el perro... algunas muletas (ad.
F).
16. En C sigue esta frase final: Luego oí
sus risotadas.
17. Compárese C sus brazos eran ramas
con F sus brazos eran gruesas ramas sin hojas.
18. En C sigue esta frase final: Mientras
reía a carcajadas con su boca sin dientes.
19.... mientras acariciaba sus pechos (ad.
F).
20.De pronto oí un murmullo de gente
que sin duda nos estaba buscando (ad. F).
21. En C la frase era: Para que las ranas
no nos molestaran nos metimos en una cuba llena de sangre.
22. En C se trata de un sapo amarillo.
23.En C: Pero no podía ni lo podré.
La supresión de ni lo podré en este sueño,
al que ya nos referimos en la Introducción, tiene un considerable
valor significativo. El sueño tuvo lugar, por primera
vez, tras la operación que Arrabal sufrió en el
hospital Foch, de Suresnes, en noviembre de 1956. De ello dan
fe inmediata tanto su historia como los temores de infección
y los dolores de espalda (estímulos somáticos que
el inconsciente reprimió y entretejió en el relato).
De este sueño surgió muy pronto la obra dramática,
El laberinto. El autor nos habla de él: Redacté
primero un sueño que incluí en uno de mis libros,
La piedra de la locura. Era un relato inmediato, redactado en
su estado bruto. A partir de ahí escribí El laberinto.
Me pareció un sueño muy kafk¡ano. Y escribí
la pieza al modo de Kafka, al menos en lo que al lenguaje se
refiere. Deliberadamente incluí alusiones a América,
que acababa de leer. Así pues, el tema de El laberinto
es copiado: yo he soñado de verdad con ese hombre encadenado
en las letrinas. Era uno de mis compañeros de sanatorio
que luego murió. En este sueño yo aparecía
encadenado a él en los retretes. No tuvo final este sueño.
Tampoco la pieza de teatro, que da la impresión de volver
a empezar. En realidad, no acaba. No se sabe cuál será
el destino de este hombre encadenado. A. Schiffres, pp. 9394.
El no podía ni lo podré quedarla
así explicado por ese final sin salida que tuvo el sueño
en 1956. Es posible que este sueño se repitiese más
tarde logrando un efecto curativo (descargar al consciente de
las trabas que dificultan su huida del mundo que lo cerca). A
esta liberación por el sueño habría que
añadir la liberación por la escritura. Esto explicaría
la supresión definitiva del ni lo podré en la última
versión. Estos indicios deberían hacer que nos
cuestionásemos la precipitada acusación sobre la
paranoia del sujeto. (Compárese con el sueño de
la p. 108.)
24. En C: ... tesoro mío, hijo de mis
entrañas.
25. En las tres versiones de este sueño
al que ya hicimos referencia en la Introducción nos encontramos
con una explicación constante: la burbuja se solidifica,
se hace pesada y dolorosa, cuando el paciente está triste,
y se hace ligera cuando esta contento. En las tres adopta un
estado intermedio entre la pesadez y la levedad, aclarado por
su aproximación al mercurio, símbolo alquímico
por excelencia cuya especial naturaleza metálica lo sitúa
entre lo sólido y lo etéreo; en este estado intermedio
entre la inmovilidad y el vuelo símbolo liberador se encuentra
el yo en sus momentos de desahogo y excitación masoquistas:
cuando llora sueños primero y último y cuando escribe
versión de la P. 89.
Finalmente, la obsesiva burbuja desaparece.
¿Cuándo? Cuando ella me habla. La piedra
de la locura se cierra abriéndose a la esperanza,
al amor. El amor consigue lo que no consiguieron curas ni cirujanos.
Esta burbuja constituye una de las imágenes preferidas
de Arrabal (recorre su teatro pánico y llega hasta su
última novela, La torre herida por el rayo,
1982). Las versiones son cada vez más comprensibles y
atrevidas. Por ejemplo, la ofrecida en ... Y pusieron esposas
a las flores (1969). Amiel (prisionero) habla a Lelia: Tengo
una burbuja de aire. Es Dios. La siento muy bien. Cuando estoy
contento se hace ligera y ahora que te contemplo tan bella bajo
mi cuerpo se diría que no existe. La burbuja se pasea
de mi corazón a mi cerebro y de mi cerebro a mi corazón
y vibra en mi sexo.
|