El dramaturgo y escritor asegura,
ante el estreno, hoy, de «El cementerio de automóviles»,
que «lo van a tener difícil» quienes se empeñen
en verle como un provocador
GUILLERMO BALBONA SANTANDER /
Niega con apasionamiento esa aureola de escándalo que
le ha rodeado.
Reivindica cierto territorio de catacumbas donde se encuentran
los últimos
avatares de la ciencia y el teatro. Universal y singular el dramaturgo
y
escritor Fernando Arrabal aseguró ayer que quienes se
empeñan en
presentarle como un provocador lo van a tener muy difícil
cuando vean «Elcementerio de automóviles».
Confesó que después de transcurrido medio siglodesde
su escritura, «es ahora cuando veo la obra, mi obra por
primera vez», convencido de que va a suponer «un
hito en la historia del teatro».
El Centro Dramático Nacional (CDN) estrena hoy la obra
de Fernando
Arrabal «El cementerio de automóviles» en
la sala Pereda, que precisamente ha cambiado estos días
su decoración, un escenario que albergará el montaje
dentro de la programación del Festival Internacional de
Santander, en una doble jornada teatral, hoy y mañana,
a las nueve y media de la noche ambas funciones. El director
y alma mater de este montaje, Juan Carlos Pérez de la
Fuente, apasionado y entregado, se mostró concluyente
al presentar el texto arrabaliano como «uno de los diez
mejores del siglo XX».
El montaje surge de la coproducción de la Sociedad Estatal
«España Nuevo Milenio», según aseguró
el presidente de esta sociedad, Luis Miguel Enciso, quien recordó
que se han aportado 40 millones de pesetas para que el espectáculo
sea posible».
En «el jardín de chatarra de la delicias y de
los delirios humanos», «el
cementerio de automóviles arrabaliano que huele a España
por los cuatro
costados», Fernando Arrabal asegura haberse situado «en
quien era
realmente» cuando surgió el mundo de su obra, una
de las grandes piezas del siglo que ahora concluye. «Es
la única versión de esta obra en la que he
reconocido al muchachito que era cuando la escribí»,
aseguró.
Incluso recordó que la versión de «El
cementerio...» que él mismo realizó
para el cine refleje tan bien como el montaje que se estrena
hoy todo lo
que hay en el texto, su espíritu. A juicio del pensador,
ahora interesado
en la física y mecánica cuántica, el montaje
que ahora ve la luz en el FIS
marcará un hito «porque es un reflejo de la transición
que hemos vivido.
Desde Lucy, esa chica que nació hace tres millones de
años al sur de
Etiopía, hay unas constantes que se reflejan en esta obra».
Seriedad
El dramaturgo y escritor, que se confiesa «feo, católico
y sentimental»,
dijo ayer en la presentación del estreno en Santander
que cuando escribí la
obra estaba atenazado por el miedo, temí no estar a la
altura de mis
mayores y esa presunción infantil de haber llegado ya».
Tras arrastrar consigo una aureola de provocador y de sembrar
el escándalo, Arrabal dijo que el hecho de que se le considere
así «es malo para sus editores y productores, porque
la gente que viene a verme o me lee, necesita una cierta seriedad».
El también pensador y novelista insistió en
que no hay nada más lejos de él que lo escandaloso,
«porque esa palabra, que viene del griego, significa
trampa en la que se cae», y apuntó que «se
ha llamado escandalosos a
Mishima, a Ionesco, a Allan Ginsberg ¿Se los pueden imaginar
haciendo
trampas para que los otros caigan?». Un escándalo
que el propio Arrabal
atribuye al efecto de su «Carta al general Franco».
Al final, Arrabal confiesa a su estilo: «Lloré
tanto viendo a los actores
que en la foto que nos hicimos he aparecido cubierto del esperma
místico de mi emoción». Tras presenciar un
ensayo de la obra en la víspera de su
cumpleaños, hace dos semanas, explicó así
en una multitudinaria
presentación, las señas de identidad originarias
de su creación: «Entonces
era yo y mis circunstancias, circunstancias emocionantes y al
tiempo
relativamente dramáticas. La obra refleja bien a ese muchachito,
a ese
chico que había estado en los escolapios, con experiencias
excesivas que
van desde la pasión mística a un ateísmo
radical».
Entre ciertas alusiones a la dictadura y al franquismo y ambiguas
referencias a su supuesto regreso a España -«estoy
preparado para volver
...dentro de treinta o cuarenta años»-, Arrabal
afirmó que «el arte es una
manera de transmitir la belleza y la verdad».
Arrabal, que tuvo palabras de elogio para Juan Carlos Pérez
de la Fuente
como «uno de los directores españoles para el siglo
XXI», a la hora de
destacar y diferenciar la personalidad de este montaje, recordó
que «esta
es una obra que se ha hecho siempre con gran tramoya y mucho
grito y esas grandes tramoyas me han impedido ver lo que era
la obra. Ahora al fin vi mi obra; y después de medio siglo
-dijo el autor- de haberla escrito, ya no la recuerdo como escritor,
sino que ahora la valoro como crítico y
espectador». El autor de obras como «La torre herida
por el rayo», aseguró
tener todo preparado en su casa de campo parisina para hacer
las maletas y
trasladarse a Madrid, pero recordó el impedimento que
supone reunirse con los amigos (entre ellos Milan Kundera) todas
las semanas para hablar de astrofísica, en una reunión
de diálogo, como aquella que refleja Platón en
«El banquete».
«Injusticia»
Pérez de la Fuente, por su parte, volvió a hablar
de la injusticia que se
ha hecho en España con Arrabal, cuyas obras no se representan
en el CDN
desde hace 17 años. «Es un delito, pues ya es hora
de que se hable de él
como un autor de este país». El joven pero veterano
director, quien
defendió «un mundo en el que la palabra derrote
a las bombas», recordó que en el seno de «El
cementerio de automóviles» se dan cita «personajes
marginados que se buscan a sí mismos, donde el espectador
encontrará lo más sublime, lo más cercano
a Dios y lo más demoníaco que llevamos dentro».«Si
alguien es capaz de escandalizarse con esta obra, llena de ternura
e ingenuidad, mientras la violencia está en las calles,
es un hipócrita», según el director del CDN.
En la obra, escrita en 1957, «Arrabal hace un viaje
al ser humano, un viaje
iniciático para colocar al espectador lo más cerca
posible de Dios. Es un
viaje para encontrarnos a nosotros mismos», dentro de una
«obra hecha a la italiana y muy ordenada para descubrir
el caos a través de los personajes».
Con un presupuesto «para levantar el telón»
de 30 millones más los gastos
de una gira que continuará por once ciudades hasta llevar
el estreno a
Madrid el próximo 8 de enero del 2001, lta coproducción
es la segunda
actividad de la Sociedad estatal «España Nuevo Milenio»
en Santander, tras el ciclo «El cine iberoamericano del
próximo milenio», que se desarrolló el pasado
mes de junio.
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