26/01/2001

 

CONFERENCE:

Arrabal: «Siempre es mejor plagiar que ver programas de televisión»

 

 

El escritor dio una charla en la Facultad de Ciencias de la Información
En medio de un murmullo avivado por la impaciencia, aparece un hombre embutido en telas negras y con la barba lo suficientemente espesa como para hacer críptico el lenguaje de las arrugas. La sala aguarda el arranque dialéctico mientras él escancia Rioja en un cristal que es de cualquier sitio menos de Bohemia. Pregunten lo que quieran. Fernando Arrabal responderá lo que le dé la gana.

SEVILLA. Alberto García Reyes
E1 oxígeno de la sala de proyeccio-nes de la Facultad de Ciencias de la Información está más reparti-do que nunca. Unas cuantas sillas extra al fondo, como cuando el Ma-drid juega en campo del Guadix, son la solución para el exceso de perso-nal. Fernando Arrabal ha levantado el interés del alumnado, ‘que hoy si tiene justificación para la «rabona», y está dispuesto a responder a cuan-to le pregunten. Eso sí, a su manera.
«Siempre me ha interesado la en-fermedad de las vacas locas, ¿saben por que? Pues porque desde los egipque actualmente estamos viendo un renacimiento del arte, lo que me pa-rece formidable. Y yo quisiera hacer luz sobre lo que para mí es sombra’.
‘Tras estas palabras, Arrabal obliga al silencio con un trago de tinto y da paso al turno de cuestiones.

DE TERMITAS Y CUCARACHA
Sei surrealismo de sus afirmacio-nes ha provocado pavor en el aforo, que no se ha enterado de nada. Nadie habla porque nadie sabe de qué hay que hablar. Pero, por fin, en la prime-ra fila una joven decide pasar de to-do y se interesa por su nueva obra de teatro. «Las termitas y las cucara-chas me gustan mucho — responde el artista sorprendentemente — ¿Es posible que este animal que tanto nos repugna celebre el acto más bello de la creación? Pues es así y al lado de este paraíso, todos somos paraíso y todos somos tan repugnantes como la cucaracha».
El desconcierto se hace tan paten-te como las carcajadas y a cada pre-gunta le sigue una respuesta increíblemente extraña pero con la que to-do el mundo se contenta. «Usted está a favor del plagio, pero ¿y si alguien aprovecha su fama la televisión para copiar literalmente?», dice. Una alumna que no quiere nombrar a Ana Rosa Quientano.



«ES BUENO PLAGIAR»
«Tirso de Molina, que se sirvió de la literatura para fornicar a todas las mujeres que podía, luego ha sido el más plagiado de la tierra. Todos so-ñamos con crear un mito y que des-pués nos copien. ¡Oiga, señorita, vá-yase a hablar fuera! ¿O quiere tomar la palabra? — dice a una oyente que más que oír, departe— A lo que iba, que siempre es mejor plagiar que es-tar viendo los programas de televisión». Esta es la primera y única res-puesta a la que los estudiantes tie-nen acceso desde la lógica. Pero hay uno empeñado en volver al surrealis-mo inicial de las vacas locas: «Yo soy alumno de biología y estoy aquí por casualidad. Hoy precisamente he-mos hablado en clase del ‘prión’
me ha surgido una pregunta. No cree que el milenio de la tecnología lo que quiere es quitarnos el páni-co?». Fernando responde: «Pánico viene de pan , que significa todo.. Desgraciadamente el pánico existe. La belleza extrema es una malforma-ción de la naturaleza y nadie ha vis-to el "prión”. Esa ambigüedad es la que nos interesa».
El decano, sentado a la izquierda del dramaturgo, apenas ha podido ce-rrar la boca, unas veces por embele-so, otras por desternillamiento. Los alumnos sienten lo mismo, Pero, ¿alguien se ha enterado de algo?

 

«Si usted escribe así para satisfacerse, perdóneme, pero es un salido»

SEVILLA. A. G. R.

Conforme avanzaba el coloquio los alumnos se fueron caldeando y per-diéndole el respeto al genio que te-nían delante. Pero hasta la ultima pregunta no llegó el desparpajo. Un joven con acento sudamericano se expresó de esta guisa: «Su gran vir-tud, señor Arrabal, es que es capaz , de meter siempre el dedo en la llaga sin llegar a insultar una sola vez. Pero tengo una gran duda: no sé silo hace porque le sale así o por satisfa-cerse, puesto que silo hace por esto, perdóneme, pero es usted un salido entre comillas»..
La claridad de su afirmación sorprendió a todos los presentes. Pero el
Dramaturgo no se cortó un pelo: «Ojalá fuera cierto lo que usted dice, por-
que he tomado el "viajar” esta maña-na y... En fin, que lo que dice está muy bien, se puede escandalizar y mis .productores siempre me piden que lo haga. Pero voy a contaros. una historia, de cuando estuve en la cár-cel durante el régimen franquista. Alguien me pidió que le frrmara un libro con una blasfemia y yo, que soy muy obediente, escribí "me cago en Dios, en la Patria y en todos los demás”. Al poco tiempo Vinieron a
e para encerrarme y Samuel Beckett envió a los jueces una carta que decía "libérenlo, por-que ya tiene suficiente con el dolor que debe pasar un poeta para escribir”».
Nadie entendió la parábola pero quedó bastante bien.