THEATRE :

21/01/2002

UNA DESGARRADORA CARTA DE AMOR DE FERNANDO ARRABAL

 

Carta de amor
Carta de amor es la historia de una familia rota por la Guerra Civil española. Es la historia de un padre republicano desaparecido en 1942, de una madre acusada de ser la culpable de ello y de un hijo que nunca se lo perdonó. Es la historia del propio Fernando Arrabal, que ahora es puesta en escena por el Centro Dramático Nacional.

 

Un padre condenado a muerte. Miedo. Una madre acusada de desencadenar el drama. Un hijo que no perdona. Y una carta que nunca llega. Un culpable: "Madrastra historia nos encadenó a ti y a mí y nos arrojó al fondo de la tragedia".

Carta de amor (como un suplicio chino) es el eco de una guerra, "un canto a la memoria española. No cuenta una hazaña bélica, no es una obra de buenos y malos. Cuenta cómo los seres humanos somos capaces de destrozarnos porque alguien, un día, decide matar". Así define esta obra su director, Juan Carlos Pérez de la Fuente.

Después de los años, Fernando Arrabal se dio cuenta de que posiblemente las cosas no habían ocurrido como se las habían contado y poco antes de que su madre muriera, escribió esta Carta de amor. El último Premio Nacional de Teatro ha señalado que su madre conoció este texto "y le gustó mucho, pero en absoluto está escrito por la necesidad de expirar una culpa".

Un mito
"Lo que he hecho con este personaje, el de la madre, -señala Pérez de la Fuente- ha sido elevarlo a la categoría de mito, como las grandes heroínas de la tragedia griega, pero es un personaje muy humano, lleno de contradicciones". "Este personaje -continúa- vive encerrado en su mundo, en sus recuerdos, en aquel tiempo en que eran felices, esperando una carta que nunca llegará... Es un personaje que está en el sótano de su vida".

Y es que un sótano abovedado, impensable en el Museo Reina Sofía, es el espacio lleno de magia elegido para resaltar la carga dramática de Carta de amor. Tras varios meses de búsqueda, el director encontró el mejor lugar para la obra: "Desde este espacio tan peculiar llega con toda su fuerza. El teatro adquiere una nueva dimensión en esta sala, deja de ser una disciplina que comunica para ser un arte casi de comunión, las 62 personas del público forman parte de la ceremonia".

Esta obra ha sido todo un reto tanto para el director como para su protagonista: María Jesús Valdés. Ninguno se había enfrentado antes a un monólogo. La veterana actriz reconoce que le daba miedo no sentirse "rodeada por nadie en el escenario" pero "el esfuerzo merece la pena, porque el texto es maravilloso".

Durante un poco más de una hora, una madre derrama por la sala el amor infinito que profesa a su hijo. Y de los recovecos de la memoria, entre recuerdo y recuerdo, va surgiendo un desfile de fantasmas. Pedazos de muchas historias, de una memoria colectiva de una época que marcó a España.

Terra - María J. Mora